El desarrollo de un algoritmo y su integración en un exoesqueleto permite que personas que van a perder el equilibrio se estabilicen.
Las caídas son uno de los grandes problemas a los que se enfrentan las personas mayores. Lo que para jóvenes y adultos puede suponer alguna herida o contusión leve, para ellos puede ser prácticamente no letal pero sí muy grave a nivel de roturas de cadera y otras lesiones. En ese sentido, es muy importante que los responsables del pavimentado público atiendan a zonas que se encuentren en mal estado para evitar tropiezos, y la ciencia está viendo en qué puede ayudar, como con estos sensores.
Para ayudar en esta dirección, F. Aprigliano & D. Martelli de la Scuola Superiore Sant’Anna y Ecole Polytechnique Federale de Lausanne, han diseñado un exoesqueleto que puede detectar pérdidas de equilibrio y prevenir caídas gracias a un algoritmo ayudando a reforzar la cadera para recuperarlo.
Algo muy positivo de Active Pelvis Orthosis (APO), nombre del exoesqueleto, es que permite, mediante ligeras variaciones, puede ajustarse a cualquier persona, tanto a la altura como a la manera particular de caminar de cada paciente, desde la cadera hasta la parte baja del tren inferior.
El dispositivo wearable robótico ha sido probado satisfactoriamente en el Hospital Fundación Don Carlo Gnicchi en personas mayores y en dos pacientes que presentaban una amputación. El total, 10 pacientes, todavía no da para concebirlo como una solución que se pueda comercializar pronto, por lo que los responsables pretender realizar más pruebas para asegurar el buen funcionamiento.
En el vídeo se aprecia perfectamente cómo el exoesqueleto es capaz de asegurar a las personas cuando están a punto de caer tras perder el equilibrio. Pese a esto, el equipo de Silvestro Micera también quiere introducir cambios en diseño que ayuden a integrar más un posible producto final en manos de los pacientes.
Ante la incapacidad de mejorar estos problemas irreversibles de otra manera, y sin estar cerca todavía de convertirnos en cyborgs, parece que la ciencia tiene todavía mucho que decir en el campo de los añadidos exteriores al cuerpo, aparatosos como hemos visto aquí, o de instalación sencilla pero de gran complejidad detrás, como se ha dado en el caso del Emma Watch de Microsoft.
Imagen: Hillary Sanctuary / EPFL