El avance tecnológico africano prosigue con un lento pero constante crecimiento en el ámbito del I+D. El continente busca llegar a acuerdos entre gobiernos y el sector privado con el fin de fomentar el progreso de su reducido campo técnico.
La ciencia en África pasa por uno de sus mejores momentos. Pese a no tener personalidades reconocidas mundialmente en el ámbito científico (aunque sí las hay con gran visibilidad en el continente, puedes verlo aquí) pelea por ganarse el reconocimiento académico y técnico de todo el mundo. Una cuestión que alude a la lucha contra las convenciones occidentales sobre el continente africano. Y que poco a poco, con lentitud, se va abriendo camino entre las ascuas de las tradicionales culturas existentes en toda la región.
Propuestas para el progreso
Recientemente se ha celebrado un Congreso en Kigali (Ruanda) donde se han dado cita los máximos responsables científicos del continente. En él se han tipificado los caminos a seguir de cara al futuro próximo.
En un primer lugar, se ha puesto en evidencia que los líderes africanos deben contribuir a fomentar el interés gubernamental y estatal en la ciencia y en la innovación. Promoviendo así la disposición pública hacia el ámbito del desarrollo tecnológico.
En segundo lugar, se ha remarcado la posición trascendente de la universidad como motor académico e intelectual para la formación de nuevos científicos.
Y por último, y en tercer lugar, poner en tela de juicio el valor de los países para apoyar a sus empresas tecnológicas con el fin de poder aunar el sector público y el privado en pos de un beneficio global del continente, e individualmente de cada país.
Los datos del África científica
Sirviendo el congreso anterior como contexto de las propuestas del continente africano para el avance del I+D, vamos a pasar a observar cómo está realmente África respecto al mundo en el ámbito tecnológico.
El continente, que posee el 15% de la población total del planeta y el 5% del PIB global, destina un 1,3% de dicho producto interior bruto a la investigación según el Instituto de Estadística de la UNESCO. Y cuenta, únicamente, con el 0,1% de las patentes. Pese a estos números la tendencia no es universal. Hay países que, dentro de la coyuntura africana, sí que han aprovechado parte de su presupuesto para destinarlo a la innovación tecnológica. Como por ejemplo el caso de Sudáfrica, que de aquí a dos años espera que alcance el 1,5%. O Kenia, Ruanda y Senegal que aspiran a llegar al 1% de aquí a 7 u 8 años.
Para contextualizar estos datos, tenemos que tener en cuenta que, por ejemplo, España destina un 1,2% de su PIB para el I+D, México un 0,5%, Emiratos Árabes Unidos un 0,87% o Argentina un 0,6%. Es decir que, el continente africano se coloca como una zona emergente en el panorama científico y tecnológico mundial.