Los anillos inteligentes son los dispositivos electrónicos más recientes. Todo el mundo lleva encima teléfono móvil. Y el reloj y pulsera inteligentes ya es también un gadget que muchos utilizan a diario. Por su parte, el anillo electrónico, si bien lleva entre nosotros varios años, no ha sido hasta 2024 que empezamos a verlos en todo su apogeo en grandes almacenes y tiendas online, con un rango de precios muy variado y varios fabricantes, algunos más conocidos que otros. Así pues, ¿qué les depara a los anillos inteligentes en 2025?
Cualquiera podría pensar que los relojes y pulseras inteligentes son ya suficientes. Que portar un anillo repleto de sensores se solapa con los gadgets anteriores. Sin embargo, en los matices está la respuesta. Son dispositivos muy similares. Y pulseras y relojes han llegado ya a ofrecer una variedad de precios acorde a todos los bolsillos. Lo mismo ocurre con sus tamaños. Algunos pueden llevarse fuera de su pulsera e integrarse en las zapatillas deportivas o en el cuello con una cadena o correa especial.
Pero viendo la gran cantidad de fabricantes, parece que los anillos inteligentes seguirán ahí en 2025 y más allá. Su reducido tamaño, diseño minimalista y su integración con el teléfono móvil, los convierte en el aliado tecnológico idóneo para grupos de usuarios tan variados como deportistas y quienes quieren o necesitan vigilar su salud. Veamos cómo fue 2024 y qué les depara a los anillos inteligentes en el futuro.
Decenas de modelos a elegir
Empecemos por la oferta de anillos inteligentes en 2025. Un simple vistazo a las tiendas online más populares nos devuelve una variada cantidad de fabricantes y modelos de anillos electrónicos. Con unos rangos de precios similares a sus hermanos mayores, las pulseras inteligentes. Sin entrar en calidades o prestaciones, podemos adquirir un anillo inteligente por poco menos de 40 euros. E ir subiendo hasta los 300-400 euros de media que suele costar uno de estos gadgets. O los 450 euros o 500 euros de los modelos más completos. Como el Samsung Galaxy Ring o el Oura Ring Gen3.
Los fabricantes más populares son Samsung, Amazfit, Oura y Ultrahuman. Samsung no necesita presentaciones. Este gigante sudcoreano es conocido por sus televisores, teléfonos móviles y por su amplio catálogo de electrodomésticos y electrónica. Además de fabricar directamente desde chips a pantallas y otros elementos para, a su vez, fabricar dispositivos electrónicos.
Por su parte, la holandesa Amazfit ya era conocida, con anterioridad, por sus relojes, pulseras, auriculares y otros gadgets. Enfocados principalmente al deporte y la vida activa. Oura y Ultrahuman, en cambio, están especializadas en el diseño y fabricación de anillos inteligentes en exclusiva. Y serán, probablemente, los anillos inteligentes más populares en 2025. Tras haberse dedicado, durante años, a trabajar en sensores y monitorización de salud. La primera compañía, desde Finlandia. Su primer anillo inteligente se puso en marcha en 2015 gracias al apoyo en Kickstarter. Y, la segunda, desde India.
Un mercado que crece a su ritmo
Según datos de Global Market Insights, los anillos inteligentes generaron 210 millones de dólares en 2023. Y si hablamos de 2024, Grand View Research daba una estimación de 348,56 millones de dólares. Una cifra que bien puede haberse hecho realidad. La proyección de Global Market Insights para 2032 habla de un mercado valorado en 1.000 millones de dólares.
Más datos. Según IDC, en 2023 se vendieron más de 880.000 anillos inteligentes. Con proyecciones de 1,7 millones de unidades en 2024 y 3,2 millones en 2028. Por comparar, la propia IDC afirma que en 2023 se vendieron 161 millones de relojes inteligentes.
Según Forbes, Apple es la empresa con más éxito en el sector de los dispositivos inteligentes de monitorización de la salud, con el Apple Watch a la cabeza. Seguida de FitBit, propiedad de Google. Y mientras ninguna de las dos ha dado el paso a vender su propio anillo inteligente, salvo especulaciones y rumores no confirmados, el éxito en este nicho se lo llevan Samsung, con su Galaxy Ring, y las empresas antes mencionadas, Oura, Ultrahuman y Amazfit.
Para darse a conocer en Estados Unidos, los proveedores de telecomunicaciones se han aliado con algunas de estas empresas para vender en exclusiva sus anillos inteligentes en 2024 y 2025. Verizon ha elegido Ultrahuman. Y AT&T, por su parte, venderá en exclusiva los Samsung Galaxy Ring.
Deporte, salud y monitorización con elegancia
Que los anillos inteligentes tengan éxito en 2025 dependerá de muchos factores. El principal, que sepa diferenciarse de su competencia inmediata: relojes y pulseras. Aunque las bases son sólidas. El anillo inteligente quiere cubrir, precisamente, los mismos frentes que los relojes y pulseras inteligentes.
Por un lado, las actividades deportivas y físicas. Un nicho en alza que genera mucho dinero en forma de suscripciones a gimnasios, ropa y material deportivo, y, por descontado, gadgets de monitorización. Y, por otro lado, la salud y la tecnología para la llamada tercera edad. El propósito de los anillos inteligentes es monitorizar las constantes vitales y los patrones del sueño. Y, a diferencia de una pulsera, lo hace ocupando menos espacio. Con un diseño que pasa desapercibido.
Mientras que relojes y pulseras son fácilmente reconocibles y visibles, los anillos inteligentes pueden pasar por un anillo al uso. Lo que permitiría a millones de personas que se resisten a llevar este tipo de gadgets, a probarlos, ante la promesa de controlar su salud prácticamente sin darse cuenta. A esto hay que sumar la compatibilidad con aplicaciones, propias y de terceros, y con las dos principales plataformas móviles, iOS de Apple y Android de Google, que llevan años ofreciendo funcionalidades sobre sincronización y procesamiento de datos de salud.
Los anillos inteligentes tienen mucho que hacer durante 2025. Y seguir abriéndose paso en un sector copado por las pulseras inteligentes. Para empezar, necesita dar el salto a los pagos electrónicos, por ejemplo, con la integración de tecnología NFC. Y de ahí a la identificación electrónica, que haría posible convertir el anillo en un monedero electrónico para pagar e identificarse. En vez de llevar encima carnet, pasaporte y demás pases de plástico.
