La NASA trabaja en un nuevo tipo de cohete que será el más potente hasta la fecha. El motor RS-25 será el que lo propulse.
Los transbordadores STS han servido a la NASA desde su vuelo inicial en 1981 hasta que fueron retirados en 2011. Tres décadas de exploración espacial que serán continuadas por un sucesor en el que desde hace tiempo trabaja la agencia espacial estadounidense. Se trata del Space Launch System, una monstruosidad cuya altura supera a la de la Estatua de la Libertad y que irá propulsado por cuatro motores principales RS-25.
La NASA ya ha probado los motores RS-25 con el fin de hacer las comprobaciones necesarias antes de acoplarlos a la estructura del cohete. En el primer trimestre de este mismo año se realizó la primera prueba y en verano ya ha lanzado el tercer ensayo con éxito.
En la última ocasión no se informó de ninguna contingencia imprevista durante los siete minutos y medio en los que el motor estuvo encendido. Sin embargo, uno de los aspectos más interesantes del motor RS-25 es su duración en el tiempo.
Se podía esperar que para el cohete más potente construido hasta la fecha se fuera a utilizar la última tecnología de propulsión. Así se va a hacer en efecto, pero en este caso cuando hablamos de ‘última’ no es precisamente algo moderno. Al menos no algo que se haya inventado hace menos de una década. Al contrario, el motor RS-25 ya se encontraba de hecho en los transbordadores STS.
De estos transbordadores se construyeron cuatro: el Columbia, el Challenger, el Discovery y el Atlantis. Se trataba de cohetes prácticamente reutilizables, que llevaron a cabo diferentes misiones espaciales. Sin embargo, el Challenger y el Columbia sufrieron accidentes que los destruyeron. Para reemplazar al primero de ellos se construyó el Endeavour en 1992. Sería el último STS y también usaría el motor RS-25, que por supuesto evolucionó a lo largo del programa espacial.
Un motor criogénico
El RS-25 es un motor criogénico, lo que significa que puede funcionar con combustibles líquidos que necesitan de temperaturas bajísimas para poder mantenerse en este estado. Normalmente son gases licuados como el hidrógeno o el oxígeno. Y en el caso del RS-25 son estos dos los que sirven de alimento a la ingeniería del motor.
Cada uno de estos motores es un entramado de válvulas, bombas, turbinas y toda una diversidad de componentes. Tiene un peso de 3,5 toneladas y puede operar en un rango de temperaturas que van desde los -253 a los 3315 grados. La tobera, por donde se expulsa el residuo de la combustión, tiene un diámetro de más de tres metros. En los RS-25 está integrado un computador que controla y vigila todos los procesos que ocurren en el motor.