Autopistas conectadas
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Tras los coches conectados, llegan las autopistas conectadas

Los aficionados a la automoción son testigos de uno de sus momentos más revolucionarios. Por un lado, la transición de los combustibles fósiles al aprovechamiento de la energía eléctrica. Y por otro, la llegada de tecnología como el 5G, que facilitan la evolución del vehículo conectado y, como tal, de las autopistas conectadas.

Desde su inicio, el automóvil ha sido un medio de transporte independiente. A diferencia de otros medios como el tren o tranvía, que dependen de una infraestructura específica. Incluso con la popularización del vehículo motorizado y la extensión de las carreteras y las señalizaciones y normas de circulación. Seguían siendo, en la práctica, libres de circular por cualquier terreno.

Pero puede que esto cambie en los próximos años. Gracias al 5G y a otras tecnologías inalámbricas venideras, cada vez es más frecuente hablar y ver ejemplos de vehículos conectados. Este concepto ya no se limita a que tu automóvil pueda recibir llamadas por Internet o reproduzca música. La geolocalización y la obtención de información de tráfico en tiempo real están cambiando y cambiarán la automoción.

Los cambios actuales los estamos viendo en el lado de los automóviles. Pero las carreteras conectadas o autopistas conectadas también tendrán su papel en el futuro. La vía de circulación no se limitará a ser un elemento pasivo. Con las innovaciones que hay en camino, las autopistas conectadas proporcionarán información al vehículo. Y así, conductor y vehículo, tomarán mejores decisiones.

Mejorando el coche conectado

Desde el principio, convertir los vehículos en inteligentes ha sido una empresa más fácil de llevar a cabo que hacerlo con las vías y carreteras. Fabricar automóviles conectados es más alcanzable que cambiar por completo las infraestructuras viarias de todo el mundo. De ahí que las tecnologías actuales apuesten por la comunicación V2V (vehicle to vehicle) en vez de la comunicación V2I (vehicle to infraestructure), más óptima y completa.

Sin embargo, las tecnologías que ya empezamos a ver en los automóviles inteligentes se están encontrando con ciertas limitaciones que solo pueden resolver las autopistas conectadas. Hablamos de ofrecer datos e información en tiempo real que genere una simbiosis perfecta entre automóvil y vía de circulación. El resultado, mayor seguridad y mejor confort para el usuario.Pero también optimización de recursos, ahorro de tiempo y otras ventajas que veremos a su debido tiempo.

Uno de los campos en los que se hacen necesarias las autopistas inteligentes o autopistas conectadas es el de los vehículos autónomos. Para que en un futuro sea posible ver carreteras repletas de coches que circulan solos es necesaria una infraestructura conectada. Su misión será proveer la información necesaria para evitar atascos y, en general, sincronizar todos los vehículos por el bien de transeúntes y pasajeros.

Los informes y estudios realizados destacan la reducción e incluso la desaparición de los atascos. Un 25% de ellos causados por accidentes de tráfico. Y también se acabará con los propios accidentes, en los que se calcula que el factor humano es la principal causa. La Dirección General de Tráfico española habla de entre 70% y 90% de los accidentes.

Autopistas conectadas e inteligentes

Por otra parte, los vehículos conectados, al igual que ocurre con la telefonía móvil, requerirán de una red conectada para obtener la información que ellos mismos no pueden recabar. Y qué mejor que convertir las autopistas conectadas en esa red que hará las veces de proveedor de información y servicios.

Entre otras cosas, las autopistas conectadas ofrecerán información en tiempo real del tráfico. Información que podemos obtener de los propios vehículos pero especialmente de la propia vía conectada. Esos datos, tratados, podrán anticipar problemas de tráfico. También accidentes, adaptar la velocidad de los automóviles en determinados tramos de manera automática. Y plantearse mejoras en la propia infraestructura.

Las carreteras conectadas ofrecerán también servicios que hoy en día suplimos de otras formas. Por ejemplo, obtener la mejor ruta de un punto a otro de la red vial. Con la ventaja de adaptar ese resultado a la situación en tiempo real. Más ventajas. En caso de cierre de una calle o zona de la vía, en la actualidad obtenemos esa información si consultamos las fuentes. O, una vez allí, al ver el señal de tráfico. Las autopistas conectadas nos informarían de ese corte o cierre en el momento en el que nos planteásemos dirigirnos hacia allí.

Pero hay mucho más. Uno de los problemas que afectan a infraestructuras en todos los rincones del planeta es la saturación de sus vías ante el incremento de vehículos. Tanto personales como, especialmente, profesionales. Con las autopistas conectadas podemos sincronizar todo el parque de vehículos. Sin aumentar el número de carriles, podemos optimizar el uso que hacemos de la infraestructura vial. Aunque suba el tráfico en horas concretas del día. Y esto, en flotas de vehículos comerciales, puede traducirse en mejorar su servicio y reducir gastos asociados al transporte.

Un cambio radical cada vez más realista

El principal escollo con el que se encuentran quienes defienden las carreteras conectadas es el coste que supone. O al menos esto fue así durante años, cuando los cambios necesarios implicaban reconstruir desde cero kilómetros de infraestructuras. Algo con lo que no todas las autoridades locales o estatales pueden lidiar debido al alto coste y a sus limitaciones presupuestarias.

En la actualidad, los cambios necesarios para convertir una vía corriente en una autopista conectada son más simples y fáciles de aplicar. Todo ello gracias a la miniaturización de la tecnología y a estándares de comunicaciones inalámbricas como el 5G. Cámaras, sensores, radares… Elementos que ya encontramos en los vehículos inteligentes, pueden introducirse con facilidad en las carreteras de la misma forma que se introducen nuevas señalizaciones o se mejora la iluminación de una vía.

Fuente: ERTICO

La tecnología está ahí. Y fabricantes de todo el mundo ya ofrecen sus dispositivos e instalaciones a las autoridades que quieran dar el paso. Más allá de algunas pruebas y proyectos en terreno real, por todo el mundo empiezan a verse principios de carreteras conectadas a pequeña escala en ciudades o poblaciones.

Que las autopistas conectadas sean una realidad más cercana dependerá de la evolución de estas tecnologías y de la apuesta que hagan los organismos implicados con la colaboración de empresas y fabricantes.

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