El cultivo en zonas secas es duro y poco agradecido. Pero los paneles solares pueden aportar su granito de arena para obtener un mayor rendimiento.
De primeras se puede pensar que los paneles solares y la agricultura no casan bien. Si hay sitio para unos no lo hay para la otra y viceversa. Es uno de los problemas que surgen a la hora de ubicar plantas de energía solar. Requieren una gran extensión de terreno para captar la mayor cantidad de luz posible. Toda esta superficie deja de ser destinada al cultivo.
Los paneles solares y los cultivos compiten por el terreno y también por la luz. Evidentemente no se pueden colocar placas encima de unos campos de trigo, pues la espiga no crecerá y, además, será inviable su recolección.
Sin embargo, un estudio procedente de la Universidad de Arizona apunta en otra dirección. A través de una serie de experimentos ha mostrado cómo la combinación de paneles solares y cultivos en zonas secas tiene sinergias. Ambas partes se benefician mutuamente de su existencia.
El trabajo ha descubierto que para ciertas plantas, en cultivos en zonas secas, los paneles actúan como protección. Si no estuvieran, estos vegetales se quemarían por la intensidad del la luz solar.
El estudio ha llevado a cabo un experimento con tres variantes. El lugar escogido ha sido el suroeste de Estados Unidos, una zona donde la sequedad es la norma y el agua para los cultivos es limitada. Aquí la sombra que proporcionan los paneles solares puede rebajar las temperaturas de la superficie y reducir la evaporación. Además, la vegetación también puede favorecer a las placas, pues actúa como un instrumento de refrigeración. De esta forma, se evita que disminuya su eficiencia.
El máximo aprovechamiento de los recursos
El experimento llevado a cabo contempló tres escenarios. En uno de ellos se instalaron solo paneles solares, en otro se combinó un cultivo con paneles solares instalados a mayor altura (tres metros) y en la tercera versión solo se sembró el cultivo. Todos los cultivos se regaron igualmente y se midió la humedad y la temperatura.
No es la primera vez que la energía solar interactúa con la humedad del ambiente para incrementar el aprovechamiento de los recursos. Incluso se han creado placas preparadas para usar el agua de la lluvia –normalmente un inhibidor de la absorción de luz solar– en su favor.
Los cultivos que se plantaron fueron tomates cherry, jalapeños y pimientos. El resultado varió según cada cultivo, pero en el caso de los tomates cherry la mejora fue sustanciosa. Esta planta creció un 65% más (tomando como referencia la absorción de dióxido de carbono) y un 65% en el uso eficiente del agua. Produjeron el doble con la misma cantidad de agua.
El aire era menos seco bajo los paneles y el suelo se secaba más lentamente entre riego y riego. La temperatura del aire fue en torno a un grado más fresca durante el día y 0,5 grados más cálida en la noche. Todo esto repercutió en la temperatura de los paneles solares. Era alrededor de 9 grados más baja durante el día con el cultivo debajo.
