Beinecke es una de las bibliotecas con los ejemplares más raros del mundo. En su interior se conservan libros y manuscritos extraños, protegidos por un edificio bastante especial, pero la singularidad del edificio no es lo único que hace a esta biblioteca un lugar extraño. Sus libros se congelan.
Como si del Cementerio de los Libros Olvidados se tratase, la Universidad de Yale es responsable de uno de los lugares más curiosos del mundo: la biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos. Este edificio fue construido en los años 60 en granito y mármol translúcido y, lo que es más curioso, no tiene ninguna ventana.
El motivo de este diseño tan particular es controlar la entrada de la luz solar en el edificio, y conservar mejor los extraños ejemplares que descansan en él.
Pero la biblioteca de Beinecke guarda otro secreto, sus libros se congelan a -36°C.
¿Por qué congelan sus libros y manuscritos?
Las bibliotecas suelen ser la residencia no solo de libros sino también de hongos e insectos. Algunos son muy fáciles de identificar, como el hongo Aspergillus repens, que deja manchas amarillentas en las hojas de los libros. Si observas puntos negros, tendrás que echarle la culpa a las Alternarias.
¡No te olvides de los insectos!
Los bibliotecarios también tienen que luchar contra pequeños animales que intentan devorar cultura. Los Dermestidae están especializados en pieles y pergamino, y pertenecen a la familia de los escarabajos. Dentro de la familia de los escarabajos devoradores de libros también están los Leptismatidae, a los que pertenece el pececillo de plata, un insecto de color plateado, forma de gota y una larga cola trasera. Estos insectos no se alimentan del papel directamente, sino que destruyen los libros al devorar los almidones y las dextrinas de los adhesivos que hay en el papel y en las colas de encuadernación.
Hay otra familia de insectos que también es responsable de los daños causados en el papel, la carcoma. El Xestobium rufovillosum, comúnmente conocido como escarabajo reloj de la muerte, se reproduce en forma de larvas que devoran la madera y el papel, aunque su función en la naturaleza es muy útil, es un gran problema si consiguen entrar en las bibliotecas.
En 1977, el escarabajo reloj de la muerte se abrió paso entre los muros de la biblioteca de Libros Raros y Manuscritos causando grandes estragos. Los bibliotecarios no sabían cómo deshacerse de este pequeño animalito que estaba destruyendo sus colecciones.
Fue entonces cuando un entomólogo trajo la solución a los bibliotecarios de Beinecke. Recomendó a los responsables congelar los libros a -36ºC. De esta forma, y después de un proceso de dos años, se pudo controlar la plaga del escarabajo reloj de la muerte.
Desde ese momento, los bibliotecarios congelan cualquier libro que llega a la biblioteca para evitar nuevos visitantes. Los nuevos libros se congelan a la misma temperatura de -36°C durante tres días para asegurar la eliminación de cualquier hongo o insecto que pueda residir en ellos. Después de este periodo de cuarentena, se catalogan e incluyen en la magnífica colección de la biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos, sin tomar ningún riesgo.
Fuente: Pedro Gargantilla, ABC.