Los coches eléctricos en California están recibiendo prioridad y se espera que en 2030 todos los vehículos que se vendan apenas contaminen.
Si hay un lugar en el mundo donde se está apostando con firmeza por el coche eléctrico desde las instituciones públicas, ese es el estado de California. Cuna de startups, sede de las grandes compañías tecnológicas y, cada vez más, sitio de acogida de los centros de innovación de las empresas automovilísticas, California también es el lugar donde ha nacido y se ha desarrollado Tesla. Pero el fabricante de coches eléctricos de alta gama es solo la punta del iceberg. El estado de la Costa Oeste está sirviendo como un gigantesco campo de pruebas para los vehículos que arrojan pocas emisiones a la atmósfera. Y gran parte de la culpa la tiene la regulación que se ha promovido desde el gobierno regional.
Los coches eléctricos en California se venden aunque los fabricantes no lo quieran. Suena raro, pero el CEO del Grupo Fiat, Sergio Marchionne, declaró públicamente que no quería que la gente comprar su Fiat 500e, añadiendo que la compañía perdía 14.000 dólares con la venta de cada uno, cuyo precio es de 32.500 dólares. Pero desde el gobierno han establecido cuotas y los fabricantes tienen que cumplirlas.
Ya en 2012 California exigía que el 2,7% de los coches nuevos que se vendieran aquel año tuvieran que tener la calificación de bajo en emisiones, lo que se traduce en vehículos eléctricos, de hidrógeno o híbridos. Se trata de una medida para cuidar el medio ambiente, con la idea de que en el futuro el compromiso vaya a más. También se espera que los fabricantes inviertan más en innovación destinada a los vehículos con pocas emisiones para convertirlos en productos asequibles y rentables. Y es que por el momento, con toda la industria automovilística montada sobre los motores de carburante, los gasolina y diésel tienen unos márgenes mucho mayores que los eléctricos.
Una revolución en varias décadas
California se ha marcado como objetivo que en 2030 todos los vehículos que se vendan sean bajos en emisiones. Al menos se lo ha propuesto Mary Nichols, que dirige la California Air Resources Board. La cuota de coches bajos en emisiones que se tienen que vender cada año aumentará progresivamente desde 2018, para que en el año 2025 sea de un 22%. En los siguientes cinco años la idea es que pase a un 100%.
Esto no quiere decir que para esa fecha no haya ningún vehículo tradicional rodando por California. Pasarán años hasta que el parqué de coches se renueve por completo y se espera que esto ocurra en 2050, cuando la reducción de emisiones alcanzará el 80%, tal y como se ha planteado el gobernador del estado Jerry Brown.
Aquí no se queda el compromiso, pues tanto Nichols como el gobernador pretenden llevar las prácticas de California a otros lugares y hacer que estas sirvan de inspiración para reducir la contaminación global. La directora de la California Air Resources Board está sirviendo de consultora a China para crear sus reglas sobre vehículos eléctricos, así como a varias ciudades del país asiático que están probando sistemas para comerciar con los derechos de emisiones.
Imágenes: Sopotnicki y d13
