Los drones han alcanzado la madurez necesaria para triunfar en muchos campos. Y como donde hay velocidad, hay competición, las carreras de drones son puro espectáculo.
Los drones han dejado atrás esa etapa de promesa constante en varios campos, y se han convertido en una tecnología que está cambiando -y va a cambiar- realidades como la del cine o las series, donde ya no es necesario un gran presupuesto para gozar de las ventajas de tomas aéreas. También se han utilizado con éxito en el ejército, y a nivel de juego/ocio también se están haciendo con muchos seguidores. Y claro, alrededor de ellos se ha formado, como todo lo que corre o vuela rápido, un mundo de competiciones que empieza a profesionalizarse. Las carreras de drones han llegado para quedarse.
La competición más grande hasta ahora, que podría considerar «la Fórmula 1 de los drones», se llama World Drone Prix (aunque hay otras competiciones que disputan ese lugar), y su primera carrera ha tenido lugar hace unos días en Dubai. Pero antes de profundizar en el desarrollo de competición, veamos en qué consiste.
En primer lugar, hay reglas, como en todos los deportes de competición. Los drones tienen que, obligatoriamente, hacer una parada (con descenso vertical) en pit stop, pero se pueden hacer más. Al igual que ocurre en la Fórmula 1, al final, es una cuestión estratégica. Si apuras puedes ganar, pero también te puedes quedar sin batería. El proceso de «repostaje», o más bien de cambio de batería y regreso al circuito, es, en el mejor de los casos, de unos 30 segundos.
A diferencia de otros campeonatos, World Drone Prix se distingue por tener una duración de carrera más larga (7 kilómetros y 12 vueltas, con medias de 50 km/h), y como en todas las competiciones, aunque haya un piloto, es importante el trabajo en equipo, tanto en el pit stop como en la planificación de rutas de carrera, así como para superar obstáculos. Y es que estos son uno de los alicientes. No sólo se trata de ver qué drone es capaz de volar más rápido, sino de ver acrobacias constantes que demuestren la habilidad de los pilotos.
Pero pese a todo, se trata de un mundo que está naciendo, y los problemas todavía son muy frecuentes. Falta de planificación, organización deficiente, retransmisiones cuyo audio o vídeo falla. Todo perdonable al principio, si se garantiza el espéctaculo. Y existe, gracias a que los incentivos son altos.
Hay premios grandes por construir el mejor drone, por los primeros puestos y por hacer vuelta rápida. De esta manera, aunque no seas el mejor, puedes tener cierta ventaja si apuestas por especializarte.
Por el drone mejor construido se obtienen 100000 dólares, y lo mismo por la vuelta rápida. El ganador se embolsa $250000, el segundo puesto $ 1250000 y el tercero, $ 50000. Estos importes son posibles gracias a apoyo gubernamental, aunque están llegando patrocinadores muy fuertes, que son los que garantizarán que las carreras de drones se popularicen y tengan una larga vida. Como ha ocurrido con la retransmisión de los eSports.
Imágenes: World Drone Prix.
