En China se acaba de probar el primer buque de carga eléctrico, un monstruo marino que necesita una enorme potencia para avanzar.
La industria del transporte internacional tiene un medio predilecto: el mar. El avión es el medio más rápido y los camiones tienen la ventaja del precio. Pero cuando hay que hacer largas distancias, con una capacidad de carga significativa, los barcos son la mejor opción. Los cargueros o buques de carga son los monstruos marítimos encargados llevar cientos de grandes contenedores a través de los océanos.
Estos barcos, de un tonelaje desorbitado, alimentan sus motores con combustibles fósiles. Por ahora este tipo de propulsión era la única que daba garantías a estos barcos. Pero la cada vez mayor incidencia de los vehículos eléctricos ha hecho que se exploren nuevos horizontes. El primer resultado de esta investigación es el buque de carga eléctrico que China acaba de lanzar.
Se ha construido en la ciudad de Guangzhou (Cantón) y pesa más de 2.000 toneladas. Es el primero de su clase. Antes ha habido algunos intentos por incorporar motores eléctricos a barcos de carga, e incluso energías renovables dentro de la embarcación para complementar al diésel, pero hasta ahora no había un concepto solo eléctrico. Aunque es cierto que Noruega tiene previsto el lanzamiento de un buque mercante autónomo en 2018, que también será solo eléctrico.
En cuanto al buque de carga eléctrico chino, funciona con 1.000 baterías de litio. Estas se pueden cargar solo en dos horas y, con esta energía, puede viajar 80 kilómetros. El barco mide 70,5 metros de largo y su capacidad de almacenamiento energético total es de unos 2.400 kWh. Es el equivalente a lo que podrían acumular las baterías de 40 coches.
La velocidad máxima de la embarcación es de 12,8 kilómetros, suficiente para sus funciones. La ironía es que estas funciones resultan contraproducentes con su concepto de barco eléctrico, teóricamente más ecológico. Sin embargo, su cometido es transportar carbón en la zona de Guangzhou. Y, si la energía que se usa para propulsarlo, se produjera con este material, sus motores serían menos ecológicos que unos convencionales, basados en petróleo.
En estos momentos la industria del transporte marítimo lanza a la atmósfera en torno a un 2% de las emisiones globales. Reflejo de esto es cómo algunos grandes puertos tienen un aire altamente contaminado. De ahí que la construcción de cargueros eléctricos sea otra de las formas de cuidar el futuro del planeta.
Imágenes: Asian Development Bank, torbakhopper