Desde el principio de Internet el comercio electrónico se ha visto como una de sus aplicaciones naturales. En un principio la idea era sencilla, una tienda abierta 24 horas al día siete días a la semana, en la que los usuarios pudieran servirse ellos mismos. Un cambio que prometía ser un terremoto que derribara muchos de los imperios comerciales y permitiera crear otros nuevos. Ya han pasado bastantes años desde que comenzó este movimiento y se fraguaron estas visiones, unas veces fantásticas y otras veces apocalípticas.
En principio se observa que el impacto ha sido importante, nuevos grupos de ventas como Amazon han aparecido y en general todo el sector se ha tenido que readaptar, aunque el resultado no ha sido tan demoledor sobre el pequeño comercio como algunos esperaban, y en general el comercio electrónico viene a suponer en torno al 10% del comercio total, un porcentaje elevado aunque de un orden de magnitud muy inferior al del comercio tradicional.
Nos encontramos por tanto ante un servicio, o mejor dicho una colección de servicios que ya se encuentran maduros y que tienen un impacto económico muy importante. Merece la pena pararnos a pensar sobre la situación del comercio en el medio plazo, tomando para ello como referencia el año 2020. En primer lugar debemos de darnos un baño de realidad, así el informe de Mckinsey afirma que en ese año en EEUU todavía entre el 80 y el 90% de las ventas del comercio seguirán produciéndose en las tiendas físicas. ¿Significa eso que todo seguirá parecido y que las tiendas pueden relajarse en su adopción de tecnologías?. Nada más lejos de la realidad, y tal y como mostramos a continuación, lo digital impactará en el comercio en diferentes aspectos:
- El Smartphone como herramienta para llegar al cliente: En 2020 el móvil se convertirá en una herramienta fundamental como se explicó en el post publicado anteriormente, tanto para llevar a los clientes potenciales hasta las tiendas como para comunicarse con ellos y guiarlos en el interior. A este respecto la tecnología Beacon se antoja como fundamental.
- Infraestructuras inteligentes: Cada vez será más habitual la inclusión de infraestructuras inteligentes en los comercios, por ejemplo perchas que indiquen el número de “likes” que una prenda tiene en las redes sociales o estanterías inteligentes que utilicen sensores para captar lo que está sucediendo y mandar mensajes personalizados a los potenciales clientes. De esta forma se podrá actualizar los precios, hacer ofertas o adaptarse al cliente que está en frente de un producto. Esta previsión es respaldada por un estudio de Gartner, según el cual las estanterías inteligentes podrán mover en el mundo 1,9 billones de dólares en el año 2020.
- Realidad virtual y otras tecnologías visuales dentro de la tienda: Se dice que una imagen vale más que mil palabras, por ese motivo cada vez será más común que los establecimientos incluyan tecnologías que permitan “ver” de forma cómoda como queda el producto que desean comprar. La marca Urban Research ya tiene instalados los primeros probadores virtuales y tiene planificado llegar a 100 probadores virtuales en el año 2020 . También se empieza a experimentar con maniquís digitales que se pueden vestir virtualmente.
- Realidad virtual y otras tecnologías visuales fuera de la tienda: Hasta ahora el concepto de tienda online se ha limitado a ofrecer catálogos de productos bien detallados, acompañados también por sus precios. Catálogos que se han ido haciendo cada vez más completos y de mayor calidad, incluyendo un buen número de fotos, especificaciones técnicas, comentarios de otros usuarios, artículos relacionados…, toda una colección de argumentos para ayudar al usuario en la compra, aunque sin dejar de ser al final catálogos en 2D de los productos. La utilización de las tecnologías de realidad aumentada y de realidad virtual, prometen cambiar esta situación. Por una parte la realidad aumentada permitirá comprobar cómo queda un producto en el lugar en el que se va a situar una vez comprado, lo cual es útil por ejemplo cuando las medidas y la relación entre espacios son importantes, por ejemplo en el caso de la compra de muebles. Un ejemplo de utilización de realidad aumentada con este fin es el catálogo de IKEA .
En el caso de la realidad virtual, será posible pasear por los pasillos de los centros comerciales desde casa o simular la tienda, utilizando para ello unas gafas de realidad virtual .
Se espera que hasta el año 2020 el mercado de cascos de realidad virtual crezca a un ritmo de 99%CAGR y el e-commerce sea uno de los segmentos en los que se espera que esta tecnología pueda tener una mayor aplicación.
Es previsible por tanto, que en el año 2020 la tecnología haya penetrado todavía más en las distintas actividades asociadas al comercio, de forma que las fronteras entre los mundo offline y online se vayan diluyendo. Tiendas con probadores virtuales, plataformas sociales de comercio, paseos virtuales por las tiendas desde casa…, son algunos ejemplos que muestran como el comercio físico y tiendas virtuales dejarán de ser dos ámbitos diferentes y en cierto modo excluyentes, para ser distintos recursos, la mayoría de las veces complementarios, en el desarrollo de la actividad comercial. La integración de dichos recursos será una de los desafíos más importantes que debe encarar el sector comercial hasta el año 2020, ante lo cual nos preguntamos: ¿Es consciente el comercio, principalmente el pequeño comercio, de esta situación?, ¿Están preparados para el reto?
Este post se ha publicado originalmente en el blog de La Cofa de Fundación Telefónica.