Con varios acuerdos ya firmados, Hyperloop Transportation Technologies construirá cápsulas a tamaño completo para comenzar a hacer pruebas de seguridad y demostrar lo factible de su propuesta.
El proyecto de Hyperloop está más cerca que nunca de hacerse realidad. Tras las pruebas de propulsión llevadas a cabo en Nevada hace poco menos de un año por Hyperloop One, ahora es Hyperloop Transportation Technologies (HTT) quien va a dar el paso de construir el primer «vagón» o cápsula a tamaño completo para tenerlo listo a lo largo de 2018.
Estos movimientos tienen dos partes a analizar. Son, por una parte, guiños a esa parte del mercado y de la prensa que consideran que Hyperloop es humo y que de momento tiene demasiados problemas como para llegar dentro de poco. En segundo lugar, son demostraciones de que van en serio enfocadas a socios con los que ya existen acuerdos como Abu Dhabi, Eslovaquia o la República Checa o para otros con los que se quieren conseguir, con trayectos propuestos tan atractivos con el San Francisco-Los Ángeles o el transiberiano.
Las características de la cápsula hablan de cómo sería el proyecto final en cuanto a tamaño requerido para los «tubos» pos los que Hyperloop discurriría. Hablamos de 30 metros de largo y 2.74 de diámetro por cápsula con un peso de unas 20 toneladas. Todo ello podría albergar entre 28 y 40 pasajeros, dependiendo de la disposición elegida por las compañías que comercialicen el servicio, como ocurre a día de hoy con la aviación.
Con esta cápsula, HTT afirma estar trabajando para integrarla en un sistema comercial que anunciará pronto. Debido a encontrarse todavía muy lejos todavía de demostrar la realidad de Hyperloop, la cápsula no será más que un prototipo que tendrá que irse modificando en las instalaciones que la compañía tiene en Toulouse de cara a integrarse en una solución final.
El aspecto más atractivo de Hyperloop sigue siendo su promesa en velocidad, más de 1200 kilómetros por hora, 300 más de la velocidad de crucero que de media alcanza un avión comercial a día de hoy y cuatro veces la velocidad de un AVE en España. Si se compara con las velocidad que se esperan del maglev chino, unos 600 kilómetros por hora, se trata del doble.