Una central hidroeléctrica reversible puede producir electricidad incluso cuando el agua ya ha superado el salto y ha perdido su energía potencial.
Las baterías gigantes son una de las soluciones que se están explorando para afrontar los retos energéticos de las próximas décadas. La decadencia paulatina de los combustibles fósiles –unos acumuladores enormemente eficientes– obliga a mirar hacia las renovables. Pero estas de momento lo tienen difícil para cubrir la demanda energética actual y prevista para el futuro. Una de las soluciones parciales para acercarnos a este objetivo es la figura de la central hidroeléctrica reversible.
Este tipo de instalaciones no son ni mucho menos nuevas. A finales del siglo XIX en Italia y Suiza ya exploró el uso del agua bombeada como acumulador energético. En la década de 1930 la tecnología estaba lo suficientemente madura como para que se construyeran algunas centrales.
El agua bombeada: esta es la clave de una central hidroeléctrica reversible. Este tipo de instalaciones tienen dos partes. La primera es un complejo hidroeléctrico tradicional. Consiste en una cantidad de agua embalsada a cierta altura, con las turbinas y los generadores abajo. Así, cuando el agua se conduce por las tuberías cae con fuerza hacia abajo. Tiene una gran energía potencial que libera cuando impacta contra los álabes de la turbina, haciéndola girar. Los generadores transforman esta energía en electricidad.
Esta sería la primera parte de una central hidroeléctrica reversible. La segunda fase es la que distingue a la instalación de un complejo tradicional como el de cualquier presa. Cuando el agua está abajo la central puede bombearla para elevar su altura , dotándola así de energía potencial. En este proceso se consume energía eléctrica, pero el complejo dispone de una cantidad de agua que actúa como un acumulador. Cuando haya necesidad se puede canalizar esta agua para generar electricidad.
El objetivo es almacenar energía en horas valle y generar electricidad en horas pico. Y es que la demanda energética es variable, con lo que las centrales productoras de electricidad han de adaptarse a ella. Aquí radica el valor de una central hidroeléctrica reversible.
La solución a uno de los problemas típicos de las renovables
Tradicionalmente las energías renovables dependen de los recursos naturales, que son caprichosos. Las centrales fotovoltaicas rinden en las horas de sol y los parques eólicos cuando el viento sopla fuerte. Las hidráulicas dependen de la cantidad de agua embalsada.
El problema es que las fotovoltaicas vierten más energía a la red cuando menos se necesita, en horas valle. El viento es en cierta medida impredecible y la cantidad de agua también. El sistema de acumulación que proponen las instalaciones hidroeléctricas reversibles permite no verter electricidad en horas valle y hacerlo cuando más demanda hay. Este control sobre la capacidad de generar energía es el que aporta valor a estas instalaciones.
Imágenes: ambodavenz, Wikipedia