Una investigación apunta cómo la industria siderúrgica podría tomar al hidrógeno como una alternativa al carbón, al menos parcialmente.
La paulatina caída del carbón como recurso energético está avalada por los resultados para el medio ambiente. Motor de la Primera Revolución Industrial y aún protagonista energético de buena parte del siglo XX, este mineral se ha devaluado con el paso del tiempo y el cultivo de una creciente conciencia ecológica.
Las minas de carbón se cierran al tiempo que se construyen parques solares y se levantan aerogeneradores. Sin embargo, hay algunos ámbitos donde el carbón sigue teniendo plena vigencia. En la industria siderúrgica , por ejemplo, no se ha encontrado un sustituto eficiente al este mineral.
Al menos hasta ahora. El petróleo y el gas se utilizan en de forma accesoria, aunque este último ha ganado cuota últimamente, según datos de la World Steel Association. Con todo, la industria suderúrgica representa alrededor del 9% de todas las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Hay que tener en cuenta que el acero es prácticamente ubicuo. Está en edificios, en puentes, en coches y en una gran variedad de productos de consumo.
La forma en que se produce el acero no ha cambiado mucho en más de siglo y medio. El hierro se calienta hasta fundirse, para después separar el acero de la escoria. El carbón se ha revelado a lo largo de las décadas como un ingrediente esencial de este proceso.
En la búsqueda de alternativas para este mineral, un informe de Bloomberg New Energy Finance, ha calculado que el hidrógeno podría ser un buen sustituto. Según sus estimaciones, este gas a presión podría reemplazar al carbón entre un 10% y un 50% a lo largo de toda la industria siderúrgica.
El hidrógeno como alternativa al carbón
La densidad energética del hidrógeno es muy alta, con lo cual puede llevar a cabo la tarea para la que se usa el carbón. Se trataría de una forma de aliviar las emisiones a la atmósfera de esta industria. Si la producción de hidrógeno se hiciera con energías renovables, los beneficios para el medio ambiente serían aún mayores.
En Bloomberg New Energy Finance apuntan que este cambio no es una cuestión de investigación y desarrollo. Se trata más bien de ajustar políticas. Aunque uno de los factores más decisivos será el precio. El estudio de Bloomberg NEF estima que cuando el kilo de hidrógeno caiga por debajo de 2,2 dólares, este será competitivo con el carbón. Espera que esto ocurra en el año 2030.
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