El Eurobarómetro de 2010 indicaba que una gran mayoría de la ciudadanía europea estaba interesada en las ciencias y la tecnología. Sin embargo, este dato tan particular no se reflejaba luego en el deseo de estudiar este tipo de materias en la formación superior. ¿Qué ocurría?
Existe un cierto consenso general sobre que la ciencia y la tecnología son herramientas fundamentales en nuestro día a día. Al fin y al cabo, todos los avances de los que nos beneficiamos a diario en nuestra rutina, tienen un importante trabajo de investigación por detrás. ¿Por qué entonces nos interesan estas materias, pero sin embargo no estamos dispuestos a estudiarlas? ¿Es acaso por su complejidad? ¿O quizás porque no vemos «futuro» en estas áreas, dentro de la Unión Europea?
La propia Androulla Vassiliou, Comisaria de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud, afirmaba que «la educación científica era una herramienta imprescindible para cualquier ciudadano europeo». Sin embargo, las diferentes políticas nacionales en enseñanza a lo largo y ancho del continente, habían supuesto un desafío importante para la Unión Europea.
La Estrategia «ReThinking Education»
Debido a las diferencias existentes en la educación en ciencia y tecnología en el marco europeo, existen distintas iniciativas para acercar la enseñanza europea a unos estándares mínimos, que sirvan de pilares fundamentales para las generaciones de jóvenes futuras.
En particular, el informe realizado por la Nuffield Foundation en 2008 elaboraba una serie de reflexiones y críticas al sistema educativo europeo en materia de ciencia y tecnología. Destacamos, por su importancia, seis puntos de dicho documento:
- El primer objetivo de la enseñanza en la Unión Europea debería ser educar a los estudiantes, proporcionándoles las explicaciones sobre el mundo en el que viven, siempre desde una perspectiva científica. Además, esta enseñanza debe mostrar cómo trabaja la ciencia y la tecnología. Deberá ser considerada como opcional la educación en ciencia específica para futuros científicos e ingenieros. En otras palabras, se debe conseguir un nivel básico común para la ciudadanía europea en estas materias.
- Se necesita nuevos programas educativos que sean a la vez innovadores, pero que sean capaces de motivar a los estudiantes con menor rendimiento.
- Todos los países de la Unión Europea necesitan mejorar sus recursos humanos y logísticos dedicados a la enseñanza de ciencia y tecnología. Además, se ha de responder a por qué la investigación puede ser considerada como una actividad cultural y humanitaria. También se debería difundir el verdadero potencial de la formación superior en áreas relacionadas con la ciencia y la tecnología.
- Se debe asegurar que los docentes gocen de la máxima formación posible en investigación, lo que supone que deban estar constantemente actualizados, dados los imparables avances de la ciencia y la tecnología. Antes de los 14 años, los estudiantes deben conocer y apreciar qué es la ciencia y cómo se pueden observar los fenómenos científicos. Esta es realmente la vía, según esta Fundación, para que los futuros alumnos decidan dedicar su formación y actividad profesional a los trabajos realizados con la experimentación, y no se queden únicamente con conceptos «abstractos».
- Como se apuntaba antes, es fundamental transformar la práctica docente, para así mostrar qué es la ciencia y para qué sirve la tecnología, desde el punto de vista más ameno posible. Esto significará, de acuerdo con el informe, que todos los países comunitarios tendrán que hacer esfuerzos adicionales en el desarrollo profesional de los profesores.
- Además los gobiernos de la UE deberían invertir más en investigación y difusión de la educación científica. Esto mejoraría muy significamente las destrezas, los métodos, y en general, el conocimiento en ciencia y tecnología de la ciudadanía europea del mañana.
- La comunidad europea, entendiendo a esta como la UE y a sus países miembros, deberá fijar como prioridad política número uno la formación profesional de los docentes, ya que este hecho es la base fundamental de la mejora de la enseñanza en ciencia y tecnología a nivel comunitario.
Con parte de los objetivos antes plasmados, y además, con los datos terribles del 23% del paro juvenil a nivel europeo, la estrategia comunitaria sobre educación ha vivido una auténtica revolución en los últimos tiempos. Debido a ello, se planteó lo que se conoce como «Rethinking Education Strategy«, presentada por la Comisión a finales de 2012.
La propia Unión Europea es consciente de que no se debe focalizar tanto interés e importancia en las horas que los estudiantes pasan en los centros educativos, pero sí en las destrezas y competencias que los alumnos adquieren. También la UE entiende que es fundamental educar en los nuevos avances tecnológicos, entre ellos Internet, una herramienta fundamental en el nuevo sistema educativo, tanto para los docentes, como para el alumnado y las familias.
La tecnología en la enseñanza europea
Conscientes de estos problemas, la Unión Europea trata cada vez de ser más innovadora en sus propuestas en materia educativa, situando a la tecnología como una herramienta fundamental en sus políticas. Por ello, hace solo unos días la propia Comisaria anunciaba la primera iniciativa europea MOOCs (Massive Open Online Courses), en la que entre otros países participa España.
A través de esta formación, se pretende dar un salto cualitativo en la educación comunitaria, y también en particular en la enseñanza de la ciencia y la tecnología. Por ello se abordan programas relacionados con la introducción a las matemáticas e ingeniería, la psicotecnología y los procesos de aprendizaje o la química analítica básica, entre otras muchas áreas. Participan en este proyecto educativo, como representante de la universidad española la UNED.
Otra de las opciones tecnológicas que puede ayudar en los esfuerzos de la Unión Europea es, sin dudas, el uso de los nuevos dispositivos móviles, como las tablets, al ser utilizadas como herramientas indispensables en educación. Quizás el apoyo de todas estas estrategias sirvan para situar la enseñanza como una prioridad no solo política, sino también ciudadana, para así construir una sociedad mejor, que crezca en valores y se apoye en el conocimiento para su desarrollo.