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Construyen el diodo más pequeño del mundo

¿Una molécula de ADN funcionando como un diodo? Eso es lo que han logrado unos investigadores fabricando el diodo más pequeño del mundo hasta la fecha.

A finales del siglo XIX, científicos e inventores como Frederick Guthrie o Thomas Edison sentaron las bases de unos componentes fundamentales en electrónica: los diodos. Lo que no imaginaban es que estas «piezas» podrían ser construidas con unas dimensiones invisibles para el ojo humano.

Eso es precisamente lo que han conseguido investigadores de las universidades de Georgia (EEUU) y Ben Gurion del Negev (Israel): fabricar el diodo más pequeño del mundo, un hito que nos acerca a la conocida como «electrónica molecular». Y es que según el estudio publicado en Nature Chemistry, el tamaño de este diodo es similar al de una molécula. Según sus conclusiones, este dispositivo abre la puerta a su hipotético uso en el futuro como elemento activo en circuitos diseñados en la nanoescala.

diodoUn diodo, de acuerdo a la definición actual, es un componente electrónico de dos terminales que permite la circulación de la corriente eléctrica en un solo sentido. Con la presión que existe actualmente por mejorar el poder de computación con dispositivos cada vez más pequeños, el trabajo presentado nos permite soñar con una futurística electrónica molecular. En otras palabras, se trata de imitar los circuitos y componentes electrónicos convencionales pero haciéndolo en las dimensiones que presenta una simple molécula, invisibles al ojo humano.

Este campo, denominado electrónica de una sola molécula o electrónica molecular, puede proporcionar por fin las bases para superar la Ley de Moore. Este principio señala que, en la historia, el número de transistores de un circuito integrado se ha multiplicado por dos aproximadamente cada dos años, superando los límites de los propios circuitos integrados de silicio tradicionales.

Para conseguir este pequeño diodo, los científicos utilizaron una molécula de ADN compuesta por solo once letras o pares de bases. Al conectarla a un circuito electrónico, no ocurrió nada. Pero cuando intercalaron entre esas letras otra molécula denominada coralina, los científicos vieron que sí era capaz de permitir la circulación de la corriente electrónica.

En otras palabras, se trata del primer resultado que consigue fabricar un nanodiodo de estas dimensiones. El hallazgo es fundamental para la electrónica y muestra de nuevo cómo la biotecnología puede ser aplicada en áreas tan dispares como la construcción de «diodos invisibles«.

Imágenes | PixabayU. Georgia/Ben-Gurion U.

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