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Crean una bacteria que absorbe CO2 y es capaz de producir energía

Una bacteria artificial creada con ingeniería genética es capaz de absorber CO2 e hidrógeno para convertirlos en combustibles que pueden ser quemados para producir energía.

Conforme pasa el tiempo, la necesidad de reducir la cantidad de CO2 en el aire aumenta como causa del crecimiento de las emisiones que ha traído la entrada de muchos países en el mundo industrializado. Por otra parte, continúa siendo necesaria la aparición de nuevas formas de energía que hagan superar la necesidad de emplear combustibles fósiles. De manera simbólica por la cantidad, pero realista por el cometido, el equipo de Daniel Nocera en la Universidad de Harvard ha creado una bacteria generada con ingeniería genética que llama la atención como solución, ya que a gran escala podría solucionar ambos problemas.

La bacteria, llamada Ralston Eutropha, fue creada artificialmente con el objetivo de absorber hidrógeno y dióxido de carbono, y más tarde, convertirlos en combustible de alcohol. En concreto, obtienen isopropanol, isobutanol e isopenatnol, que pueden ser quemados directamente. Del hidrógeno y el CO2 obtienen adenosín trifostato, un nucleótido clave en la obtención de energía celular en organismos. Después, con ciertos genes, el adenosín ya es capaz de convertirlo al alcohol pretendido.

La meta final era superar la capacidad natural de absorción que tienen las plantas, y recientemente, los investigadores han anunciado que la bacteria también convierte la luz solar con 10 veces más eficiencia que las platas, pese a que al principio se buscaba alcanzar el 5% de eficiencia, que sólo suponía superar en 5 veces. Pese a esto, el estadio de la investigación aún no permite sacar conclusiones claras sobre posibles aplicaciones, más allá del gran potencial que ofrece sobre el papel en gran cantidad de ámbitos.

Nocera

Daniel Nocera también trabajó en el MIT para crear hojas artificiales que llevaran a cabo procesos similares a los que busca con Ralston Eutropha, siguiendo los procesos naturales de la fotosíntesis presente en las plantas. Separando el agua entre oxígenos e hidrógeno, aboserberían el hidrógeno para, combinardo con dióxido de carbono, producir isopropanol y utilizarlo como hoy en día se emplea el diésel. Aunque no logró triunfar, sí consiguió solventar el problema de la vida de las bacterias, y sobre ello asienta sus actuales estudios.

Imagen principal: IRRI (Flickr)

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