El crowdfunding, o lo que es lo mismo, financiamiento colectivo por Internet, ha logrado que muchos emprendedores consigan los fondos necesarios para sus proyectos entre una masa ávida por colaborar y, de alguna manera, co-producir proyectos. El caso del reloj inteligente Pebble mostró las posibilidades para los emprendimientos tecnológicos, pero el arte es quién está siendo más beneficiado.
Cansado de no llegar a las metas exigidas por sus inversores, Eric Migicovsky decidió anunciar más públicamente su proyecto: un reloj que sirviera de interfaz para los teléfonos inteligentes. Ya no sería necesario ver la pantalla táctil para saber si llegó un mensaje de correo electrónico o una foto publicada en Facebook.
Tal vez fue un intento desesperado por concretar su proyecto, pero el Pebble logró captar la atención de los usuarios que ingresaron en la plataforma de financiamiento colectivo Kickstarter.
En dos horas el Pebble consiguió 100.000 dólares, superó los 4,7 millones de meta, cuando aún faltaban 30 días para el cierre de la convocatoria; y finalizó la recaudación con 10 millones de dólares, la cifra más alta obtenida en el sitio web.
A diferencia de los grandes estudios cinematográficos, de la industria de la música, las galerías de arte o el mundo tecnológico, gracias a Internet los emprendedores de todo tipo no dependen sólo del aporte de un reducido grupo de personas adineradas, que confíen en sus condiciones y proyectos.
Kickstarter, fundada en 2009, es uno de los principales exponentes del crowdfunding, la modalidad que permite que cualquier persona pueda, con un pequeño aporte monetario, convertirse en un inversor del proyecto que más le interese.
¿Qué lleva a las personas a convertirse en uno de los cientos o miles de inversores que acaparan la atención en los proyectos publicados en estas plataformas de financiamiento colectivo?
Muchas veces el rédito no es económico. En muchos casos, el fenómeno suele radicar en la proximidad de los aportantes, frecuentemente amigos o gente que conoce personalmente al artista o emprendedor. Esa conexión emocional es mucho más fuerte que la visibilidad en los sitios de financiamiento colectivo.
De hecho, se estima que entre el 10 y 20% de los donantes hicieron su aporte monetario al descubrir el proyecto al navegar en Kickstarter o Indiegogo, otro de los servicios de referencia en este segmento.
Algunos emprendimientos
Proyectos como el Pebble logran captar la atención de la prensa por la naturaleza del proyecto. Pero el gran éxito de estas plataformas está en el arte: en Kickstarter la categoría danza posee la mayor tasa de éxito en la recaudación de fondos. 17 filmes también pudieron obtener por esta vía el dinero necesario para finalizar las filmaciones y participar en el festival de cine independiente de Sundance.
El cine es un gran protagonista de este tipo de iniciativas. El sitio de crowdfunding argentino Idea.me fue utilizado por el actor Alfredo Casero para financiar su propia película.
La Fundación Ruta 40, por su parte, la aprovechó para financiar un taller de cine de animación para chicos, con el objetivo de llevar el taller gratuito a 3 escuelas rurales de Salta, en el norte argentino. Con el monto recaudado realizaron una nueva película animada con los chicos de la zona y visitaron otras dos escuelas rurales cercanas.
La Educación Prohibida, una película documental argentina que tuvo su repercusión en Internet al cuestionar las lógicas de la escolarización actual y proponer modelos alternativos, también optó por el crowdfunding. Lo llevó adelante de forma individual, sin utilizar algunos de los servicios disponibles, sino en la propia plataforma de Educación Prohibida.
Igualmente la audiencia del sitio web Obamaworld financió la cobertura independiente del periodista Jordi Pérez Colomé, que logró recaudar la financiación necesaria para realizar sus viajes de cobertura en Egipto e Israel mediante Verkami, otro sitio de crowdfunding, cuyo nombre resume, en esperanto, la expresión “Amante de la creación”.
Aún los directores de renombre como Spike Lee, con capacidad de llegada a los grandes estudios de Hollywood, se sumaron a esta movida. Lee inauguró su perfil en Kickstarter para filmar una película sobre vampiros, que logró recaudar más de un millón de dólares y que tuvo un apoyo de su colega Steven Soderbergh, quien aportó unos 10.000 dólares.
Por lo visto, para el director de Malcom X la libertad de plasmar sus propias ideas más allá de los circuitos tradicionales todavía es una meta interesante hasta para los artistas más renombrados. Y todo eso se puede lograr, una vez más, con la ayuda de los amigos… los conocidos y también de aquellos que, desde Internet, se convierten en orgullosos mecenas virtuales.
Imágenes vía Idea.me y getpebble.com