Aunque pueda parecer una distopía, hubo un tiempo en el que la tecnología no estaba bien vista. El traspaso de lo analógico a lo digital fue una carrera de obstáculos. Se intentó hacer rápido y sin una estrategia muy clara. Poco a poco, lo digital ganó terreno, tanto que lo analógico quedó menospreciado. Hoy, lo digital y lo analógico han conseguido complementarse. Descubrimos cómo trabajan juntos.
Los cambios cuestan, al menos, de primeras. A veces, es miedo, otras arrogancia y, otras muchas, desconocimiento. La historia nos ha demostrado que las nuevas tecnologías suelen ser mal recibidas, ya lo vimos con la llegada del cine frente al teatro. O con la televisión frente al cine.
Sin embargo, según avanza el tiempo, las aguas se calman y aparecen las sinergias. ¡Y benditas sinergias! Uno de los casos más interesantes que reflejan lo buenas que pueden ser es el del juego de cartas Exploding Kittens.
Este juego es simple y completamente analógico, es decir, es un juego de cartas de toda la vida, sin especificaciones muy complejas. De hecho, sus reglas se pueden aprender en menos de dos minutos. Sus creadores, Elan Lee, que había sido el Chief Design Officer de XBOX; y Matthew Boyd Inman, dibujante de cómics en Internet, decidieron lanzar una campaña de crowdfunding. Pero, ¿qué pretendían alcanzar con esta acción? Muy fácil: conseguir financiación para lanzar el juego al mercado. La meta inicial era llegar a los 10.000 dólares, algo que lograron en tan solo ocho minutos. Así que dejaron abierto el proceso y, finalmente, ingresaron 8,7 millones de dólares. De este modo, la campaña se convirtió en el mayor éxito de la historia del crowdfunding, superando los 103.000 donantes.
Un híbrido entre tecnología e historia
La promoción en Internet fue muy potente, debido a que sus dos fundadores tenían ya una relevancia en la web. Elan Lee había trabajado durante años para XBOX y conocía el mercado de los juegos y el perfil de la audiencia.
Por otro lado, Matthew llevaba un tiempo dibujando cómics, que colgaba en su página web The Oatmeal, la cual era bastante popular. Asimismo, los diseños que prepararon siguieron un estilo que se adaptaba perfectamente al código del medio. Algunas de las ilustraciones eran políticamente incorrectas, lo que implica una transgresión todavía mayor.
Y es que, el juego es para todas las edades, quizá si hubiera sido únicamente para los más pequeños no habría podido desarrollar una campaña tan valiente e innovadora.
