Los algoritmos de reconocimiento facial y de voz de un smartphone pueden determinar si estás deprimido tras un análisis de tu comportamiento.
Un trabajo procedente de la Universidad de Stanford ha experimentado con las posibilidades de un smartphone para evaluar si una persona sufre depresión. Por ahora, las conclusiones son preliminares, y ha de profundizarse más en el procedimiento. Pero los científicos han logrado resultados positivos.
El objetivo era comprobar si la tecnología presente en los smartphones actuales era capaz de analizar el comportamiento de un usuario hasta el punto de determinar si este se encuentra o no deprimido. Los terminales cuentan hoy con algoritmos potentes, como, por ejemplo, los que despliegan las tecnologías de reconocimiento facial y de voz.
Este tipo de tecnologías biométricas captan ciertos patrones del usuario con el fin de identificarlo. En el caso del reconocimiento facial, toman puntos del rostro, mientras que la voz se desgrana en varias características. Una vez que estos datos se han captado, se comparan con los patrones registrados por el usuario cuando comenzó a usar los servicios. Si coinciden se da acceso al teléfono.
Para adaptar esta tecnología al experimento, los científicos de Stanford entrenaron un algoritmo de machine learning. Este sería en definitiva quien determinara si una persona está deprimida o no. Para entrenarlo se grabaron en vídeo una serie de entrevistas. En ellas un avatar, controlado por un médico, hacía preguntas a varios pacientes. Sus expresiones faciales, su tono de voz y las palabras que usaban servían para alimentar el software.
Un futurible diagnóstico inmediato y anónimo
Tras etiquetar adecuadamente los gestos que ofrecían síntomas de depresión y los que no, así como sus diferentes combinaciones, el algoritmo se probó. Los científicos comprobaron así que la tecnología de un móvil puede indicarte si estás deprimido. Los resultados arrojaron una tasa de acierto positiva.
Los científicos señalaron que la mayoría de las veces el smartphone era capaz de saber si estabas o no deprimido. Aunque evidentemente la tecnología no es fiable aún. Ni mucho menos sustituye a un médico. Pero si se mejora podrá llegar a ayudar en el diagnóstico de enfermedades mentales como la depresión. Así lo creen los científicos de Stanford, que destacan que este tipo de afecciones son difíciles de descubrir.
A las dificultades para diagnosticar una depresión se une el estigma social que acarrea esta dolencia. Un factor que retiene a algunas personas de acudir a consulta o de ser tratadas, una vez que existe un diagnóstico. Sin embargo, el diagnóstico mediante el smartphone no requiere estar frente a un médico ni acudir a consulta. Incluso el tratamiento podría anonimizarse gracias a las nuevas tecnologías.
Desde luego, no cabe duda de que cada vez más trabajos vinculados a la tecnología punta (como la inteligencia artificial o la realidad virtual) buscan mejorar la calidad de vida de las personas con este tipo de enfermedad.