La reivindicación para que los fabricantes permitan cambiar la batería de tu smartphone fácilmente ha tomado fuerza en los últimos años.
La Unión Europea ha dado algunos pasos interesantes por el derecho a reparar con sus últimos anuncios. En 2019 ya se fijó en aparatos eléctricos como lavavajillas, lavadoras, neveras o televisores. Adoptó una normativa que entrará en vigor en 2021. Reparar fácilmente este tipo de electrodomésticos ha sido una de las reclamaciones tradicionales de los consumidores. Pero si nos centramos en los dispositivos móviles, la reivindicación principal es poder cambiar la batería de tu smartphone sin complicaciones.
Algo tan sencillo como lo que ocurría con los móviles tradicionales, cuando Internet aún no había irrumpido en nuestro bolsillo. El nuevo Circular Economy Action Plan de la Unión Europea acerca a estos dispositivos el derecho a reparar. Por ahora, el documento publicado por la UE solo es una hoja de ruta. Pero se espera que tenga una importante influencia en las legislaciones de los estados miembros.
Antes de su presentación, una filtración de un borrador del documento europeo apuntaba esta obligatoriedad a los fabricantes de smartphones, tabletas y cascos inalámbricos, para que la batería se pudiera cambiar fácilmente en todos los casos. El debate es entre la industria y los consumidores, que tienen intereses distintos. Y ahí es donde entra el regulador para sentar unas bases a partir de las cuales alcanzar un entendimiento.
El principal problema de los smartphones ha sido la batería prácticamente desde sus inicios. Su corta duración limita su uso en el tiempo, obliga a llevar consigo el cargador o una batería externa. No solo eso. A medida que pasan los meses, se cumple el año y, si llega, alcanzamos los dos años, la duración ha caído en picado. Es aquí cuando llegaría el momento de cambiarla.
Pero esta circunstancia no suele ser posible o es compleja. El diseño industrial no está pensado para que tú puedas cambiar la batería de tu smartphone. Esto es positivo para los fabricantes y los vendedores porque se estimulan las compras de nuevos dispositivos. También para los trabajadores de la industria.
No es positivo, sin embargo, para los consumidores, quienes han de gastar en un nuevo móvil. A no ser que recurran a locales de reparación para cambiar la batería. Pero el bolsillo de los consumidores no es la única preocupación. La disyuntiva entre permitir la reparación fácil de un móvil y dificultarla tiene un fondo medioambiental.
Cambiar la batería de tu smartphone no es solo un ahorro económico
Ha habido smartphones con un diseño modular, que permitía al usuario cambiar ciertas piezas cuando estas se gastaran. Entre ellas la batería está entre las más valoradas, ni que decir tiene. Pero han sido movimientos excepcionales que no han prosperado a nivel general. Para que esto ocurra tiene que haber un consenso industrial.
Hasta entonces la incentivación para desechar los terminales usados y comprar nuevos resulta también dañina para el medio ambiente. Y es que m ás dispositivos nuevos significa más contaminación , porque se extraen más materiales de las minas. Pero también porque las fábricas funcionan a pleno rendimiento, lanzando emisiones a la atmósfera. Y existe otro problema añadido. Si los smartphones usados se desechan, esto quiere decir que una parte importante de ellos se convertirá en basura electrónica.