Vivimos, por desgracia, tiempos en los que se vuelve a hablar de la palabra ‘despidos’ con mucha asiduidad. Algunas de las principales compañías tecnológicas de Silicon Valley han sido las primeras en comenzar a recortar personal, en parte impulsadas por las caídas en bolsas que han sufrido muchas de ellas a raíz del actual contexto económico.
Meta y el despido de 11.000 de sus empleados, Disney, que también ha planteado salidas, alarmas que dicen que Amazon hará lo mismo a comienzos del curso que viene y, como no, también el caso de Twitter. El despido de la mitad de su plantilla, más de 3.500 empleados, tras la llegada de Elon Musk a la propiedad fue, en gran medida, el pistoletazo de salida de esta ola que tiene como gran motivo recortar gastos lo antes posible.
En cada una de estas compañías el perfil de despidos ha sido distinto, pero todas tienen en común que los puestos de relaciones públicas (PR) y comunicación han salido trastocados. Una situación que en el sector recuerda un tanto a la que ya se dio en 2008, cuando el paro en estas ramas profesionales se disparó más allá de sus valores normales, nunca demasiado bajos, por otro lado.
Pero, ¿por qué siempre son los puestos de comunicación los primeros en salir? ¿Qué panorama le espera a sus profesionales si se constata que nos enfrentamos a una recesión y una pérdida de empleo? ¿Por qué esto se da también en tecnológicas y startups, donde, supuestamente, el valor de la comunicación y de darse a conocer está reconocido?
Los profesionales de la comunicación, un gasto antes que una inversión para muchas empresas
Para Jon Oyarbide, socio fundador de la consultora ROMpe, hay un motivo claro: “Esencialmente, porque se perciben como gasto, no como inversión. Y más en un tiempo en el que la información ha pasado de ser un recurso escaso a abundante”.
Teresa Ramos es precisamente responsable de PR en el venture capital DraperB1. Para ella, no está tan claro que en el ambiente de la innovación y las startups haya un convencimiento de la necesidad de comunicar.
“El ámbito de la comunicación siempre ha sido un gran olvidado para muchas empresas, sobre todo si estas son de reciente creación o si son de pequeño tamaño. A este hecho le añadimos que, si dentro de la compañía no hay conocimiento sobre la comunicación y sobre lo que esta puede hacer por nosotros, es el caldo de cultivo perfecto para que los profesionales de la comunicación sean los primeros en ser despedidos”, explica Ramos, quien cree que siempre hay un pensamiento centrado en la producción, la tecnología y en el producto, y donde no se piensa “en el trabajo de hormiga que se debe hacer en comunicación”.
También hemos querido preguntar por su opinión a Francisco José Pradana, Profesor de la Facultad Ciencias Sociales y de la Comunicación Universidad Europea. Él apunta que entre muchos directivos la comunicación se sigue viendo como un “lujo”, algo prescindible y que no aporta a corto plazo, ni se valora que lo pueda hacer a medio y largo.
“La mayoría de los despidos colectivos tienen una misma causa concreta, la económica. Cuando se plantea el recorte de personal como disminución del gasto fijo, este se selecciona estratégicamente en base a la aportación directa al beneficio. Cuando más te alejes del beneficio, más riesgo de ser prescindible. ¿Eres capaz de generar dinero? Estás salvado. ¿No? Vas fuera. La comunicación no es una actividad que reporte de forma directa un beneficio económico en el corto plazo, y eso a ojos de los directores financieros sentencia el despido”, asevera.
¿Qué debe hacer un profesional del sector?
El efecto de estos despidos puede afectar aún más a un sector ya particularmente tocado por la inconsistencia laboral, pero que parecía que en los próximos años tenía buenas perspectivas. La Oficina de Estadística de Empleo de Estados Unidos preveía un crecimiento en los puesto de comunicación del 8%, más que la media general, que se quedaba en un 5%.
En España, sin embargo, las cifras de paro en el sector han encarado en 2022 uno de sus peores datos desde la anterior crisis, con más de 33.000 comunicadores desempleados.
Aunque las recetas mágicas no existen, también hemos querido preguntar sobre algunos consejos y visiones estratégicas acerca de cómo trazar una carrera en el sector que resista a este tipo de vaivenes.
Para Ramos, es muy importante que “con una situación como en la que nos encontramos, el profesional de la comunicación muestre en su perfil creatividad, valor añadido y seguridad”.
Oyarbide aconseja también enfocar la carrera laboral de forma distinta: “Recomendaría adoptar una perspectiva externa a lo que hace en su día a día, a cómo lo hace y los resultados que entrega, con objeto de responder a esta pregunta, ¿Contrataría a una persona con mi metodología y contribución de resultados para la organización?”.
Pradana, por su parte, recomienda situarse en la intersección entre dos disciplinas, y hace también una llamada al optimismo: “Hay perfiles más llamativos para las empresas que prefieren mantener. Estos son aquellos con un fuerte desarrollo de habilidades y competencias; se valora muy positivamente la capacidad de liderazgo, la proactividad, la resiliencia y flexibilidad, la visión estratégica e incluso el sentido crítico. En cuanto a focos profesionales dentro de la comunicación, aquellos perfiles con formación o experiencia en gestión de crisis o en comunicación altamente especializada, como la financiera, la económica o de la salud, son perfiles más estables”, sostiene.
En este último punto de buscar un factor diferencial, coinciden todos. Ramos apunta que “es fundamental que en la formación posterior de un perfil de comunicación exista enseñanzas específicas para adaptarse a los temas y a los sectores a los que se dedique”. Mientras, Oyarbide pone la vista en los “directores de orquesta”, personas que desde la comunicación sean capaces de dar una visión estratégica para la empresa.