La compañía privada Rocket Lab ha lanzado un cohete al espacio a partir de las instalaciones que ha construido en Nueva Zelanda.
Si hubiera que destacar algo de Nueva Zelanda habría mucho donde elegir. Su naturaleza exuberante, sus paisajes de ensueño, una fauna exótica o sus playas paradisíacas son algunas opciones. Hay más, pero desde luego ninguna incluye el lanzamiento de cohetes al espacio desde este país. Hasta ahora, porque la compañía Rocket Lab ha lanzado con éxito un cohete de prueba. Y espera que en el futuro sean más. Su vehículo espacial está preparado para reutilizarse y hacer varios lanzamientos anuales.
Sobre Rocket Lab hay que destacar que pertenece al grupo de empresas privadas a la conquista del espacio. SpaceX y Blue Origin, de Elon Musk y Jeff Bezos respectivamente, que han lanzado cohetes a distancias de 200 y 100 kilómetros de altura. Sin embargo, hay una diferencia entre ellas y el lanzamiento desde Nueva Zelanda. Este es el primero que se realiza desde una plataforma privada.
Rocket Lab no solo ha construido el cohete sino también las instalaciones de lanzamiento. A partir de ahí, la compañía –estadounidense pero con sede en Nueva Zelanda, país de origen de su fundador– ha enviado al espacio su Electron, el modelo de cohete que ha fabricado. La idea es que este vehículo sirva para poner en órbita una carga de pequeños satélites. En un futuro la compañía confía en transportar cargas de 150 kilos a alturas de 500 kilómetros.
En este caso el cohete no alcanzó la órbita prevista, con lo que los ingenieros de la compañía están investigando. Se espera que para la próxima prueba el problema esté resuelto. Más adelante empezarán los lanzamientos con satélites. Y es que la posición de Rocket Lab es interesante, pues actúa de estímulo para poner en órbita satélites por un precio realmente económico.
Un satélite de los llamados Cubesat, cuya masa es inferior a los 1,33 Kg, podría costar solo 77.000 dólares ponerlo en órbita. Se trata de precios mucho más bajos que lo que normalmente se contempla en la industria aeroespacial. Para hacerse una idea del ahorro de costes, el Electron de Rocket Lab mide 17 metros de longitud y cada lanzamiento cuesta cinco millones de dólares. Mientras que un Falcon de SpaceX mide 70 metros y llevarlo al espacio sale por 62 millones.
En cuanto a Nueva Zelanda, es un bien lugar para el lanzamiento de cohetes. Su tráfico aéreo es muy reducido en comparación con otros lugares, como Estados Unidos, con lo que no es necesario redirigir las rutas de los aviones cuando se lance un cohete (y Rocket Lab tiene la intención de lanzar muchos). Además, el país tiene una buena posición para que los satélites empiecen a orbitar una vez alcanzado el objetivo.
Imágenes: Rocket Lab