Más vale prevenir que curar no es solo una frase que hemos oído de madres y abuelas. Los profesionales de la sanidad también la emplean. Una vida saludable puede evitar problemas futuros. Y detectar a tiempo que algo no va bien en nuestro organismo nos dará más oportunidades de ponerle remedio. Esto es así con cualquier enfermedad que puede ir a más si no se detecta lo antes posible: diabetes, cáncer, enfermedades hepáticas o enfermedades cardiovasculares. En este último punto, detectar infartos antes de que se produzcan puede salvar decenas de miles de vidas.
Los problemas cardíacos son la principal causa de muerte natural en el mundo. Por un lado, las causas de estos problemas no se detectan tan fácilmente, salvo que nos hagamos revisiones periódicas. Y una vez tenemos una cardiopatía, que se produzca un infarto, avisa unos pocos segundos o minutos antes de que se produzca. Sin apenas tiempo para reaccionar. ¿Y si pudiéramos detectar infartos a 10 años vista?
Los dispositivos tipo reloj o pulsera inteligentes permiten monitorizar nuestro corazón y avisarnos en caso de ritmo irregular del corazón, frecuencia cardiaca alta o baja y otras métricas. Información que puede avisarnos con suficiente tiempo para hacernos una revisión médica y ponernos en manos de especialistas. Y científicos de Oxford han dado con una tecnología que se adelante hasta en una década para detectar infartos. Y así ponerles remedios mucho antes de que se produzcan.
Detectar infartos para prevenirlos
La tecnología empleada es una herramienta que utiliza inteligencia artificial. A partir del procesamiento de datos de más de 40.000 personas, esta IA se ha familiarizado con tomografías cardíacas computerizadas de ocho hospitales de Reino Unido. El proyecto ha sido gestionado por la Fundación Británica del Corazón y por investigadores asociados a la Universidad de Oxford. Primero se realizó un seguimiento a los pacientes durante casi 3 años y, posteriormente, se amplió a casi 8 años para 3.393 de esos pacientes.
El resultado más destacado es que esta IA ha sido capaz de detectar infartos diez años antes de que se produzcan. Además, en el 45 por ciento de los pacientes con dolor torácico, esta investigación les ha servido para mejorar su tratamiento. O a iniciarlo. E identificar posibles riesgos de sufrir ataques cardíacos.
Según los investigadores, tres cuartas partes de las personas que realizan tomografías computarizadas cardíacas, no hay signos claros de estrechamientos significativos. Por lo que los pacientes a menudo son tranquilizados y dados de alta. Sin embargo, un gran número de estas personas tienen un ataque al corazón porque los estrechamientos pequeños e indetectables pueden romperse si están inflamados, bloqueando las arterias.
Si se implementara este sistema para detectar infartos antes de que se produzcan, solo en Reino Unido, se podrían evitar un 20 por ciento de ataques cardíacos y se producirían un 8 por ciento menos de muertes cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Ver más allá de lo que ve el ojo humano
En el pasado hemos visto ejemplos similares de cómo la inteligencia artificial puede ayudar a los profesionales sanitarios a adelantarse a posibles enfermedades o complicaciones de salud. El papel de la IA es aprender a partir de millones de datos, historiales médicos y pruebas médicas ya realizadas para detectar patrones o posibles enfermedades cuando apenas están dando señales. De ahí que incluso un ojo médico bien entrenado no lo detecte.
Hemos avanzado mucho en la detección precoz en los últimos años. Tanto para detectar infartos como otros problemas de salud futuros. Primero, gracias a las mejoras en las tecnologías médicas, como los electrocardiogramas o las tomografías computerizadas. Y desde no hace tanto, con la introducción de tecnología sanitaria en dispositivos de uso común como relojes y pulseras inteligentes. Que más allá del uso deportivo, sirven también para monitorizar nuestra salud.
La inteligencia artificial es una tecnología más que se une a las herramientas que tenemos los usuarios y los profesionales de la sanidad para vencer cualquier problema de salud años antes de que dé las primeras señales, como hemos visto en el estudio realizado en Reino Unido. Adelantarse hasta una década a un posible infarto da mucho margen de mejora para que el paciente cambie sus hábitos diarios y se habitúe a controlar con más frecuencia su salud con ayuda de los sanitarios.
