Josu Feijoo fue el primer diabético en llegar al Polo Norte, al Polo Sur y en subir las siete cumbres. Ha recibido premios como la Real Orden del Mérito Deportivo o la Insignia Olímpica. Y dentro del mundo de la diabetes es una personalidad que en su día recibió el Aro Azul, máxima distinción otorgada por la Federación Internacional de la Diabetes.
Ahora se enfrenta por tercera vez a Diabéticos en el Everest, una expedición organizada por Telefónica y Saluspot, en la que le acompañarán cinco jóvenes diabéticos más con Diabetes Tipo 1. El desafío, que viene siendo una cita obligada en la agenda de este vitoriano de 49 años, consistirá en ascender hasta el campamento base situado a 5.350 metros de altura.
Esta expedición contará con el asesoramiento de la aplicación eHealth de Saluspot, que guiará médicamente a los participantes con el objetivo de realizar un control y seguimiento de su bienestar y demostrar que la telemedicina es un factor clave para que el más de un millón de ciudadanos afectados por esta enfermedad en nuestro país puedan llevar una vida completamente normal.
Los acompañantes de Feijoo no son profesionale; entre ellos encontramos a una ama de casa, un geriatra, un albañil, una bióloga y un empleado de Telefónica.
Esta iniciativa cuenta también con el patrocinio de Menarini, FAES Farma, Federación de Diabéticos Españoles, International Diabetes Federation y la Fundación Deporte Joven del Consejo Superior, además de la colaboración de Nivea y General Óptica, respaldo que con cada edición se vuelve más evidente.
Hablamos con Josu Feijoo un día antes de que comience la aventura:
Pregunta: ¿Cuál fue tu reacción al conocer que eras diabético tan joven?
Respuesta: Bueno, primero estupo, «¿por qué yo? Luego resignación, y por último, aprender a vivir con ella.
P: ¿Qué le recomendarías a un Josu Feijoo veinteañero que acaba de conocer que es diabético?
R: Que esté tranquilo, que su vida sólo va a cambiar para mejor, incluso que va a conseguir sus sueños.
P: ¿Cuándo surgió la idea de dedicarte a las expediciones y el alpinismo, antes o después de conocer tu diabetes?
R: Antes, mucho antes. A los 16 años ya había escalado el Mont-Blanc, y durante muchos años fui el más joven en alcanzar su cima.
P: ¿Cómo nació la idea de empezar con Telefónica toda la aventura de “Diabéticos en el Everest”?
R: Tras una conversación con Alberto Andreu y José Perdomo. Ellos sabían de mi trayectoria como alpinista y astronauta, de mi apuesta por las nuevas tecnologías y por mejorar la vida de los pacientes diabéticos. Con la aportación de Telefónica de su servicio de telemedicina, el «matrimonio perfecto».
P: ¿Dentro de todas tus expediciones, cuál destacarías como la mejor o más memorable?
R: Cuando alcancé la cima del McKinley y, por supuesto, la cima del Everest. ¡Qué momentazo! ¡Qué paz interior!
P: ¿En qué se piensa al llegar a la cima?
R: ¡Lo he conseguido! Valoras los frutos conseguidos con tamaño esfuerzo, lo que has sufrido… Nada es regalado. En ese momento fui el hombre más feliz del mundo.
P: ¿Cómo afrontas esta tercera expedición de la mano de Telefónica y Saluspot?
R: Con más confianza. Año a año se mejora el servicio: más prestaciones y más garantías que transmiten más confianza a «tus clientes».
P: ¿Has tenido tiempo de conocer a los que serán tus compañeros en este ascenso? ¿Les ves capaces de aprontar el reto?
R: Personalmente sólo a dos, y por no más de 20 minutos, pero por lo hablado con ellos les veo capaces y muy motivados. Eso es lo más importante. Deben estar seguros de mí, de ellos, del servicio de telemedicina de Telefónica y del portal Saluspot, que les va a acercar a su sueño.
P: ¿Cuál es el aprendizaje más importante que te ha reportado “Diabéticos en el Everest”?
R: Que todo es posible, que la diabetes sólo es una zancadilla que te pone la vida, de la que te puedes levantar, luchar y triunfar.
P: ¿Qué riesgos han sido los que más te han costado superar en las anteriores ediciones?
R: Primero el económico; después transmitir confianza al cliente, que si quieres, puedes.
P: En general, ¿qué opinión tienes acerca de la telemedicina, sobre todo en aquellas como la diabetes, que pueden necesitar un seguimiento diario?
R: Es tu carta de libertad. Con este servicio puedes ir tranquilamente a cualquier sitio. Es como tener al médico en la tablet, un avance tremendo.
P: ¿Echas de menos algún avance concreto para mejorar vuestro día a día?
R: Bueno, de momento es estupendo, pero es telemedicina en la red. Todo está todavía en fase de evolución. Lo que nos depara el futuro no me atrevo ni a pensarlo.
P: Telefónica está desarrollando una importante inversión en el ámbito e-health. ¿Cómo valoras su trabajo en este campo? ¿Hasta dónde podremos llegar?
R: Cuando Andreu y Perdomo me lo comentaron hace ya cuatro años, pensaba que no lo decían en serio, pero meses después me mostraron el servicio, que me sorprendió mucho. Estoy muy contento porque estos avances van a mejorar la calidad de vida de millones de niños y niñas diabéticos.
P: ¿Qué avances tecnológicos se han implementado desde la primera expedición a esta tercera?
R: Más fiabilidad entre el medidor de glucosa y la tablet, «bolos» de actuación más precisos, más ayuda visual al paciente.
P: ¿Crees que haber sido diabético te ha ayudado a emprender todas las iniciativas que has desarrollado a lo largo de tu vida? ¿Ha ayudado de alguna manera a forjar tu carácter emprendedor?
R: No. Soy Tauro. He escalado el Everest y soy astronauta, diabético o no.
P: ¿Cuáles son tus próximos objetivos? ¿Te has marcado algún reto que tengas aún pendiente de cumplir?
R: Me gustaría, tras mi próximo viaje al espacio, ir a la Estación Espacial Internacional (ISS) durante un mes. Otro de mis objetivos es conseguir 27 millones de euros para seguir investigando en la cura definitiva de la diabetes, pero a ver quién me ayuda en este reto, buscar financiación es complicado.
