La empresa Eco-Fuel Africa toma los desechos provenientes de la agricultura para convertirlos en combustible.
En algunos lugares de África hay que caminar largas distancias todos los días para hacer recados obligados. Se recorren a pie varios kilómetros solamente para traer agua o para ir al mercado local. Y normalmente es a los niños a quienes se encargan este tipo de tareas, menos duras que los trabajos que hacen los adultos, pero a cambio se emplea mucho tiempo en ellas. Todo este tiempo que los más pequeños usan para ayudar en las necesidades de la familia lo pierden para ir a la escuela. Sanga Moses tomó verdadera consciencia de esta circunstancia hace cinco años.
Este ugandés, originario de una zona rural y que fue el primero de su aldea en ir a la universidad, trabajaba en un banco en la capital, Kampala. En una de sus visitas a la familia se cruzó con su hermana de 12 años andando por la carretera con una pesada carga a cuestas. Lo que transportaba no era otra cosa que madera, destinada a encender los fuegos del hogar para cocinar y para hacer trabajos variados.
La hermana de Sanga tenía que ir a por leña para la lumbre, como muchas niñas de su edad, y se perdía la escuela. Consciente por experiencia propia de la importancia que tiene la educación para el desarrollo de las personas, Sanga se preguntó cómo era posible que estos niños estuvieran perdiendo la única oportunidad con la que contaban para mejorar sus vidas.
El emprendedor ugandés recordaba que este problema concreto no existía cuando él era un muchacho. En aquella época la aldea estaba rodeada de árboles, pero ahora cada vez hay que ir a buscar la madera más lejos, con la consiguiente pérdida de tiempo que esto supone. Sanga dejó su empleo en el banco y se planteó encontrar una solución.
Su idea ha servido no solo para dar solución al problema que perseguía sino que también aporta otras ventajas. Sanga ha creado una empresa, Eco-Fuel Africa, que convierte los deshechos de la agricultura en combustible, aprovechable para encender el fuego. La principal actividad económica y laboral en Uganda es la agricultura. Los campos se explotan, se obtiene café, arroz o caña de azúcar. Pero los restos sin valor de estos cultivos se abandonan.
El ugandés ha trabajado con estudiantes de ingeniería para crear la maquinaria necesaria con el fin de producir briquetas a partir de todos los deshechos agrícolas. Hoy en día más de 2.500 granjeros se sirven de los hornos inventados por Eco-Fuel Africa para convertir restos en combustible. Además, la empresa produce briquetas específicas para cocinar, más limpias y baratas que la madera. Son ya más de 19.000 familias las que se aprovechan de esta alternativa.
Así, Eco-Fuel Africa permite que las niñas tengan más tiempo para ir a la escuela, limpia el campo de los deshechos agrícolas y ralentiza la deforestación. Incluso favorece el ahorro de las familias, pues este combustible es más barato que la madera. El proyecto de Sanga, que también planta árboles, ha suscitado interés en otros países de la región. Pero el emprendedor prefiere asentar su modelo de negocio en Uganda antes de dar el salto a sitios nuevos.
Imágenes: Bread for the World y CIFOR