Los edificios del futuro tienen muchas tareas por hacer. Además de las funciones que ya cumplen, y que deberán hacerlas mejor, tendrán que consumir menos electricidad, mantener una temperatura adecuada sea cual sea el clima exterior, mantenerse en pie el mayor tiempo posible, hacer frente a imprevistos como incendios o inundaciones y un largo etcétera. Y para cumplir con esta lista de deseos, tendrán la inestimable ayuda de nuevos materiales de construcción que poco a poco van saliendo de los laboratorios.
Hace tiempo que venimos hablando de edificios inteligentes y sostenibles. El objetivo es equilibrar las prestaciones y facilidades, la comodidad de quienes los habitan, al tiempo que reducimos nuestro consumo de agua, electricidad, calefacción y otros recursos. De manera inteligente, mediante automatismos que aprenden de nuestros hábitos y necesidades.
Y, por otro lado, los materiales presentes en los edificios del futuro los convertirán en algo que por ahora solamente podemos soñar. Materiales que se reparan ellos solos. Ladrillos que filtran y limpian el aire. Cerámica que ayuda a bajar la temperatura ambiente. Y materiales que antes fueron objetos y que luego tendrán una segunda vida.
Materiales autoreparables
No es algo nuevo. Hace tiempo que investigadores de todo el mundo trabajan en materiales que ante el desgaste o el paso de los años se autoreparan ellos mismos en combinación con los elementos disponibles. Precisamente, algo tan innovador ya estaba a disposición de la civilización romana. Y es que el mortero que empleaban para sus construcciones, constaba de ceniza y limo. El limo, al mojarse con el agua de la lluvia, fluía y rellenaba los huecos creados por las grietas. Al secarse, se endurecía y reparaba la rotura.
El método actual es similar para los edificios del futuro. El objetivo es crear hormigón que contenga esporas vivas que repararán el material cuando se produzcan grietas. Las esporas irán dentro de cápsulas permeables. Las esporas estarán en animación suspendida, como la levadura seca. Al producirse una grieta y mojarse con agua, las esporas crearán calcita, una forma cristalina de carbonato de calcio que encontramos en la naturaleza en mármol y piedra caliza. La calcita rellenará las grietas y hará que un suelo o pared aguanten más tiempo a las inclemencias del tiempo o al paso de los años.
Ladrillos que filtran el aire
Un elemento en el que no reparamos es en la calidad del aire dentro de un edificio. En especial cuando hablamos de oficinas o interiores públicos. En nuestro domicilio, podemos abrir las ventanas y ventilar. Pero, ¿en un edificio de oficinas? Existen sistemas de filtrado de aire y climatización, pero requieren de mantenimiento y muchas veces son origen de contaminación del aire por hongos o bacterias.
Los edificios del futuro contarán con materiales de construcción que limpiarán el aire para hacerlo respirable. Se trata de un sistema pasivo que no requiere de complicada tecnología ni maquinaria. Consiste en que los ladrillos del exterior del edificio filtren las partículas más pesadas del aire antes de entrar. Esas partículas se quedarán en una sección interna en la base del muro. Mientras, el aire del interior permanecerá más limpio.
Cerámica que enfría el ambiente
Uno de los elementos más delicados del interior de un edificio es su temperatura interior. Quién no ha tenido problemas con la climatización centralizada. Unos tienen frío. Otros calor. Nadie está completamente a gusto. Y lo peor de todo es que los sistemas de climatización de grandes edificios suponen un enorme gasto en electricidad y contribuyen a calentar el aire en el exterior, generando lo que se conoce como isla de calor.
Empleando una mezcla de arcilla e hidrogel, actuará en los edificios del futuro como la piel en nuestro cuerpo. El agua se acumula en el hidrogel. Cuando el edifico se calienta, el calor se transfiere al agua y se pierde por evaporación. Cuanto más calor, más rápido se produce este fenómeno. En concreto, el descenso de la temperatura puede llegar a más de 6 grados centígrados en tan solo 20 minutos. El resultado sería ahorrar en aire acondicionado, ya que bajaría su uso en hasta un 28%. Ahorro económico y sostenible.
Reciclando toda clase de materiales
Otro fenómeno en alza al hablar de materiales de construcción para los edificios de hoy y del futuro tiene que ver con darle una segunda vida a los materiales. Lo que antes era chatarra o residuos de cartón y plástico, mañana pueden formar parte de los edificios más modernos en los que viviremos o trabajaremos.
El cartón, por ejemplo, puede servir de aislante. Reciclando cartón se pueden obtener aislamientos de celulosa de alta calidad. Y con el plástico, tan habitual en objetos como botellas y otros recipientes, es posible fabricar alfombras de PET (tereftalato de polietileno). Este tipo de alfombras, suaves y fibrosas, sirven para aislar el suelo. Y tras esta segunda vida incluso pueden tener una tercera vida en forma de piezas de automóvil, relleno o aislamiento.
Combinando conocimientos antiguos e innovación, los materiales de construcción ampliarán su abanico de prestaciones y ofrecerán soluciones innovadoras y sostenibles a las necesidades actuales y a los retos a los que se enfrentan los edificios del futuro.