El audiovisual se ha convertido en el formato estrella de la comunicación en la era digital y eso nos exige buscar la manera de educar en la creación e interpretación del lenguaje audiovisual.
El cine desde sus comienzos hace ya más de un siglo siempre ha tenido un lenguaje propio, el denominado lenguaje cinematográfico. Esto le ha distanciado de las artes escénicas, como el teatro o la danza, en las que el texto y/o la expresión corporal constituyen la vía de comunicación. Paralelamente, el espectador debe saber ver cine y debe aceptar la complicidad que le ofrece el director de una película, que consiste en que durante la duración de la proyección éste se va a creer todo lo que aparece en la pantalla.
El paradigma de la importancia creciente del lenguaje audiovisual es el portal de vídeo, “YouTube”, sin duda uno de los que más tráfico recibe en el mundo actualmente. Uno de los datos más impresionantes disponible corresponde a los cientos de millones de usuarios que suben 24 horas de vídeo cada minuto, una cifra que corresponde a la reproducción de 150.000 películas a la semana. Por este motivo, llama la atención que los contenidos almacenados en “YouTube”durante 60 días sean superiores a los que han producido las tres principales cadenas de televisión estadounidense durante sus largos 60 años de vida.
Cobra por tanto importancia, ahora más que nunca, el concepto de la enseñanza en medios audiovisuales, es decir, la formación de audiencias, el manejo de contenidos, o las posibilidades educativas de los medios y sus dispositivos como aparatos ideológicos del sistema. Estos temas han sido ampliamente debatidos en el seno de las jornadas “Educar en medios audiovisuales. Historias y futuros”, celebradas en Buenos Aires en el Espacio Fundación Telefónica durante el mes de noviembre.
Durante tres días expertos como Giselle Beiguelman (Brasil), Mario Carlón (Argentina), Myriam Luisa Díaz (Colombia), Eduardo Feller (Argentina), Fabián Hofman (México), Sergio Miranda (Uruguay), Michael Zryd (Canadá), han reflexionado sobre el estado pasado y presente de la educación audiovisual en Latinoamérica.
El evento también ha llevado a cabo un importante repaso del recorrido que ha tenido la enseñanza de la comunicación audiovisual en las últimas décadas, como por ejemplo, las escuelas de cine argentinas o los estudios de cine en los campus universitarios de Estados Unidos en las décadas de 1960 y 1970.
La principal diferencia entre el lenguaje audiovisual del siglo pasado (televisión, cine, vídeo, fotografía…) y el del momento actual es la bidireccionalidad. Mientras que el consumidor de producción audiovisual tradicional adoptaba un papel pasivo de espectador que solamente recibía contenidos creados por otros, el consumidor digital incorpora un nuevo rol activo, combinando el consumo con la creación, edición y distribución de todo tipo de material digital a través de las redes.
Este elemento plantea la cuestión sobre si debe ser objeto de la educación la producción audiovisual de usuarios en Internet. En suma, si debemos instruir al hijo de la “era YouTube”, para que pueda entender mejor el nuevo lenguaje audiovisual. La artista y especialista en nuevos medios brasileña Giselle Beiguelman, que ha participado en las jornadas, nos describe de una forma colorista el escenario en el que se desenvuelve la nueva cultura audiovisual:
<<Hemos sido «ciborguizados» por los celulares , que son una especie de punto de conexión permanente que expande nuestros cuerpos más allá del aquí, insertándonos en un tiempo de un eterno ahora. Pantallas de diferentes tamaños y con nuevos recursos remodelan las nociones de espacio doméstico y de privacidad. Softwares de realidad aumentada introducen capas de información en el ambiente urbano y redefinen el espacio público. Los materiales de los objetos que nos rodean son fruto de ecuaciones químicas y las personas se remodelan en centros quirúrgicos que nos transforman en compuestos de botox, siliconas, carne y sangre. En cualquier momento vamos a tener nuestro ADN disponible en Google.
Nuestra comida nace en los laboratorios y los científicos nos prometen un mundo poblado de clones y de nuevos seres artificiales. Vivimos mediados por las redes sociales, como Twitter y Facebook, e Internet es uno de los escenarios privilegiados de movilización política. No hay duda. La era de lo virtual fue la primera década del siglo. Lo real se traga todo y nos pone en el centro de redes interconectadas accesibles, literalmente, en la palma de la mano. ¿Qué modelos de creación se abren en este contexto de lo posvirtual?>>
Una interesante pregunta que os dejo abierta para responderla entre todos.