Se trata de una decisión no ejecutiva, pero que marca el camino que quiere seguir Alemania en este terreno.
En Alemania, el Consejo Federal –órgano que representa a los 16 estados federados del país y cuya autoridad está supeditada a la del Parlamento– ha aprobado una resolución que aboga por prohibir los coches de gasolina y diésel para el año 2030. La decisión no tiene carácter de ley como tal, pero sí indica la dirección que quiere seguir el país bávaro en lo que se refiere a los coches de combustión interna y a los eléctricos.
Y es que una resolución de este tipo no es otra cosa que una promoción agresiva de los coches eléctricos. Lo cierto es que el Consejo Federal de Alemania (o Bundesrat) es un órgano cuya efectividad real no pasa de ser consultiva, pues la última palabra la tiene el Bundestag (el Parlamento), que dicta las leyes que rigen al país.
La decisión es importante por dos motivos. Los dos tienen que ver con que es un órgano federal alemán el que la ha adoptado. No hay que obviar que el país tiene una voz que se escucha con mucho interés dentro de la Unión Europea, con lo que cualquier normativa que se instaure en Alemania podría saltar con facilidad al debate en la escena europea.
El segundo motivo tiene que ver con la capacidad industrial alemana dentro del sector de la automoción. Los fabricantes de motor alemanes se cuentan entre los más importantes del mundo. Volkswagen es un grupo enrome y el que más automóviles vende a nivel mundial, seguido por la japonesa Toyota. Mientras que Mercedes y BMW son líderes en el segmento de alta gama.
Si Alemania aprueba una resolución como la que ha salido de su Cámara Federal, todas estas empresas se tendrán que adaptar y empezar a diseñar y producir vehículos eléctricos en masa. No en vano el mercado nacional es copa una parte importante de las ventas de estas compañías y su éxito en él no deja de ser su lanzadera al resto del mundo.
Lo cierto es que todas estas marcas ya están entrando en el terreno de los coches eléctricos –tal vez este ha sido uno de los motivos por los que el Consejo Federal se ha permitido aprobar esta resolución– y camino parece de un solo sentido.
Alemania no es el único país que tiene en su hoja de ruta prohibir los coches de gasolina y diésel. Hace unos meses en Noruega se pusieron de acuerdo los cuatro principales partidos para fijar una ley que suprimiera las ventas de este tipo de vehículos en 2025.