Con la instalación de implantes y fluidos en las venas, Elon Musk quiere que su cordón neural equipare a los humanos a máquinas.
Elon Musk continúa multiempleándose fuera de Tesla y SpaceX, donde ha llevado a cabo sus proyectos más ambiciosos. Según ha comentado en Twitter, medio que utiliza para informar y responder preguntas a periodistas y seguidores, dará más información sobre su plan de encaje o cordón neural el próximo mes. Tal y como mencionó en la conferencia de Recode el año pasado, el plan pasa por ayudar a los humanos a estar al día con los avances en inteligencia de las máquinas.
El cordón neural podría ser una malla instalable en nuestro cerebro, que además de mayor inteligencia y control podría ofrecer a los humanos «funciones» adicionales como realidad aumentada, lo que eliminaría la necesidad de cargar con soluciones en smartphones, por ejemplo. Para Elon Musk, ya somos un cyborg, en el sentido de que parte de nuestro día a día ya es digital, en tanto que nuestra vida está registrada en correos electrónicos, actividad en redes sociales y uso de aplicaciones.
Tenemos en nuestras manos mayor poder que dirigentes políticos hace 20 años, y nuestra capacidad comunicativa y de influencia es igualmente grande. Sin embargo, nuestra gran limitación es que, aunque entra mucha información gracias a la gran banda ancha de nuestro caudal cognitivo, nuestra capacidad de producir información de salida está limitada a nuestras manos y a lo que con ellas controlamos. No es poco lo que hemos logrado con ella, pero puede crecer mucho más.
Obviamente, todo ello requeriría, como reconoce el propio Musk, de, además de la malla, cierta invasión del cuerpo humano a través de venas y arterias, el camino hacia las neuronas. De momento suena demasiado futurista, más cerca del plan de Marte que de la realidad práctica de Tesla, aunque ya se han dado los primeros pasos hacia algo así en ratones en una investigación de la Universidad de Harvard.
El tiempo hará posible estas modificaciones al cuerpo humano con el cordón neural, de una manera o de otra. Lo que está en juego aquí no es eso, sino cruzar esa línea en la que dejamos de ser humanos, y permitimos no sólo conocernos mejor, sino informatizarnos y dejar de lado la intimidad. Ese es el debate real y lo que viene en los próximos años.