El profesor de la Universidad de Toronto Geoffrey Hinton es tal vez la principal cabeza visible de la investigación en inteligencia artificial de Google.
Geoffrey Hinton nació en Wimbledon, un suburbio al suroeste de Londres cuyo nombre resuena gracias al Grand Slam de tenis que se celebra allí anualmente. La educación de Hinton parece ser la de un británico con aspiraciones y con capacidad. En 1970 se graduó en la rama de psicología experimental en el King's College de Cambridge. Años después obtuvo su doctorado en inteligencia artificial en la Universidad de Edimburgo.
La carrera profesional de Geoffrey Hinton es la de un académico. Tras su doctorado pasó por la Universidad de Sussex, la de California, la de San Diego y la Carnegie Mellon University, en Pittsburg. Esta colección de universidades muestra a las claras su afán por la investigación. También indica que el profesor se encuentra cómodo en este ambiente.
A lo largo de su dilatada trayectoria, este británico de 69 años ha formado parte de organizaciones, e incluso ha llegado a fundar alguna, con vistas a promocionar la investigación en neurociencia computacional. Pero fue en 2012 cuando su camino se topó con Google. En 2012 la compañía se dio cuenta del potencial que tenían los trabajos de Hinton. En seis meses, le profesor y dos de sus alumnos ya estaban en nómina de la multinacional.
Hinton forma parte del Google Brain Team , que goza de una gran libertad para sus proyectos. Este grupo se dedica básicamente a la investigación y escoge sus objetivos con total libertad, según la compañía. Lo cierto es que de otra forma sería imposible atraer a académicos como el profesor británico.
Y es que últimamente las compañías de software han recurrido a profesores de universidad, eminencias del mundo académico en inteligencia artificial, para impulsar su investigación en este ámbito. Hinton es un buen ejemplo de esto. Recientemente ha publicado dos papers dando forma a ideas que macera desde hace cuatro décadas.
Los académicos ganan recursos para sus investigaciones y, a cambio, las compañías se benefician de estos trabajos. Aunque estos se publiquen, las empresas son pioneras en conocer los resultados y poder sacarlos partido.
En inteligencia artificial, Google ha apostado fuerte. Su proyecto de coches autónomos o DeepMind entran dentro de esta categoría. Pero también otros campos, como su traductor simultáneo o la plataforma TensorFlow.
