Investigadores de la Universidad de Florida Central han creado un supercondensador capaz de recargarse 30.000 veces.
Las baterías de ion litio son a día de hoy una tecnología sobradamente conocida. El hecho de que se encuentre presente en las tripas de cualquier dispositivo móvil o portátil desde hace años la ha convertido en algo familiar. Y sus carencias también son conocidas. De ahí que cada vez que aparece una investigación en torno al almacenamiento energético en el sector de consumo genera entusiasmo, por ver si finalmente la autonomía aumenta, si el tiempo de carga se reduce o si la vida útil se prolonga.
La mayoría de los trabajos que se llevan a cabo en el laboratorio, a pesar de arrojar estadísticas esperanzadoras suelen estar lejos de poder adaptarse al circuito comercial. Es el caso también de la investigación realizada en la Universidad Central de Florida, como así lo reconocen sus autores, que han afirmado que la implantación de los resultados obtenidos en dispositivos comerciales tiene aún mucho camino por recorrer.
Sin embargo, no por ello hay que dejar de destacar un trabajo que incrementa de tal manera las cifras en las que nos movemos actualmente. Los investigadores han creado supercondensadores –una pieza capaz de almacenar energía de una forma algo diferente a como lo hacen las baterías de ion litio– que pueden soportar hasta 30.000 ciclos de recarga.
En comparación, las baterías de ion litio actuales soportan únicamente cientos de ciclos de carga o miles. Los datos varían, pero en ningún caso, a nivel comercial, se puede esperar que una batería aguante unos pocos miles de ciclos de recarga completos.
Los supercondensadores desarrollados en la Universidad Central de Florida también tienen la particularidad de ser flexibles y de pequeño tamaño (su superficie equivale aproximadamente al de una uña de una persona). Los investigadores creen que podrían servir en smartphones y todo tipo de dispositivos móviles. Los wearables son quizá la categoría que se vería más favorecida, debido a su necesidad de adaptarse a las superficies no rectilíneas y cambiantes del cuerpo.
El principal problema que han resuelto los investigadores es que hasta la fecha los supercondensadores tenían que ser mucho más grandes para almacenar una cantidad de energía que permitiera aplicaciones reales. En su caso han construido estos componentes con cables de un grosor nanométrico y que conducen muy bien la electricidad, para favorecer la carga rápida.
Otro de los hitos que ha llamado la atención parte de las declaraciones que ha hecho uno de los autores del trabajo, el profesor Nitin Choudhary, quien ha señalado que con estos supercondensadores se podría obtener energía suficiente para que un smartphone funcione durante una semana, mientras que el tiempo de carga solo sería de unos segundos.
Imágenes: Risager y CJS*64 «Man with a camera»