Una Tierra cada vez más hambrienta necesita de técnicas de cultivo nuevas. La capacidad de la tierra es limitada y las viejas formas de cultivo ya no son suficientes. Por ello, las Smart Farms pueden ser claves para solucionar muchos de los problemas alimentarios que están por venir
La ciudad de Oakland, en California, nos recuerda a muchas cosas distintas. Cuando se menciona su nombre enseguida nos viene a la mente, las protestas hippies de los años sesenta, su proximidad a floreciente Silicon Valley en los años noventa o el haberse convertido en la actualidad en la tercera ciudad más violenta de Estados Unidos. Pero además de todo esto, Oakland, siempre ha sido una de las cinco ciudades más hipsters del país.
Pero lo que no se nos pasa por la mente cuando hablamos de esta ciudad de medio millón de habitantes, son granjas. Quizás es porque las granjas más cercanas a Oakland están a cientos de kilómetros de distancia. Sin embargo, esto no ha sido un impedimento para Eric Maundu, quien ha innovado usando acuaponía – la mezcla de animales acuáticos para la acuicultura y plantas en agua creciendo gracias a la agricultura hidropónica– para poder cultivar en lugares tan inusuales como bajo las autovías de circunvalación y pegado a solares dedicados para el estacionamiento de vehículos.
La técnica de Eric, que podría sonar rara, no muy hipster ni amiga del espíritu vegano, se le conoce realmente como “el futuro de la agricultura” ya que utiliza tan solo una décima parte del agua que necesaria para la agricultura tradicional. Además gracias a la ausencia de pesticidas, la no amenaza de insectos y el hecho de que es simbiótica (cultiva simultáneamente plantas y peces) la granja urbana de Maundu se ha convertido en una excitante e innovadora forma de alimentar un mundo sobre poblado.
Admitiré que no es el típico granjero americano – ¡Eric es un ingeniero robótico originario de Kenia! Sin embargo, la tecnología que usa (sensores para medir el comportamiento del cultivo, el pH de la tierra, la vida de los insectos y peces y mediante sensores de temperatura conectados a la red, las plantas “twittean” cuando tienen sed) se está convirtiendo en una práctica común en las comunidades agrícolas de todo el mundo. Cada vez más, se está convirtiendo este tipo de técnicas que, permiten experimentar con tecnologías baratas como las Raspberry Pi con un coste inferior a 100 euros, en formas viables económicamente para empresas como Kijani Grows, del propio Maundu.
¿Puede una pequeña ciudad agrícola ser llamada Smart City? ¿Y puede una granja inteligente sobrevivir en ciudades densamente pobladas?
Existe una especie de rumor alrededor de las Smart Cities – generalmente definidas como ciudades que incorporan tecnología para mejorar la vida de los ciudadanos. ¿Pero, qué pasa en las comunidades rurales de todo el mundo? Mientras que solemos pensar que las zonas rurales viven desconectadas del mundo y sin apenas tecnología moderna, muchas de las mejores innovaciones están teniendo lugar entre los cultivos de maíz. De hecho, una pequeña ciudad o incluso una granja puede ser una Smart City. Y, de la misma manera, con un 70% de la población mundial viviendo en ciudades para el año 2050, es realmente importante que encontremos la manera de traer las Smart Farms a la ciudad.
Con una población mundial multiplicándose más rápido que nunca, alcanzando los 8.000 millones en 2025, las innovaciones para solucionar como va a comer el mundo deberán ser las más inteligentes de todas. Si estás de acuerdo con las consecuencias, no existe duda que el cambio climático está sucediendo ya mismo, lo cual conduce a sequías más prolongadas y a grandes olas de calor. Esencialmente, cada vez es más complicado producir comida, justo cuando tenemos más bocas que alimentar. El Internet de las Cosas en el mundo agrícola se está convirtiendo en una solución de vital importancia para evitar las hambrunas y las sequias.
La arquitectura de precisión – también llamada Smart Farming o Internet of Food por los profanos- está innovando sobre la forma en la que hemos comido durante los últimos 12.000 años, añadiendo sistemas de soporte digitales y Software as a Service (SaaS) por medio de gran cantidad de sensores digitales e incluso datos en tiempo real. Escaneo informatizado, drones aplicados a la agricultura, predicciones meteorológicas e incluso robots se unen a esta ecuación que busca mejorar la producción alimenticia.
Smart Farming no es simplemente alimentar al mundo, ya que va mucho más allá (la protección de las cosechas, el mantenimiento del grano sano o la monitorización de los niveles de humedad). Puede que no suene terriblemente excitante pero la escasez actual de recursos a nivel global y la cada vez mayor presión de la población sobre el territorio, hace que sea un área que podría impactar de manera importante sobre la calidad y la cantidad de muchos de nuestros alimentos esenciales.