Esta planta de geoingeniería absorbe más emisiones de las que escupe

En Islandia han construido una planta geotérmica que no solo genera energía sino que además captura emisiones de la atmósfera.

El problema del cambio climático no se va a solucionar solo con energías renovables. Esta es al menos una corriente de pensamiento del sector ambiental que cada vez tiene más seguidores. A estas alturas no solo es necesario frenar el lanzamiento de dióxido de carbono a la atmósfera. También hay que capturar el que ya existe a día de hoy para retirarlo y limpiar el aire.

Por muy sofisticada que parezca la idea lo cierto es que no es nueva y ya existen desarrollos en este sentido. La muestra más ostensible de ello seguramente sea la planta de Hellisheiði, en Islandia. Se trata de una central geotérmica de 300 MW de potencia. Además de producir electricidad, estas instalaciones absorben dióxido de carbono de la atmósfera.

El resultado neto es que captura más dióxido de carbono del que emite. Todo se basa en un proceso de geoingeniería, como así se llama esta tecnología. La técnica consiste en la absorción de aire a través de un muro de ventiladores industriales. Las partículas de dióxido de carbono se filtran y se apartan para inyectarse en agua.

geoingenieria

En este punto, el dióxido de carbono disuelto en agua se canaliza hacia la tierra, donde se convierte en roca. En definitiva se trata de crear nuevo combustible con este proceso. El CO2 resultante se puede emplear para su venta a ciertas industrias, como la alimentaria o la de producción de materiales sintéticos.

La planta de Islandia demuestra que la tecnología funciona. Pero el proceso no se ha popularizado aún debido a su alto coste. Actualmente cada tonelada de dióxido de carbono que se convierte en roca implica un gasto de unos 30 dólares. Esto podría ser asumible si no fuera porque capturar las emisiones del aire resulta mucho más oneroso.

El de Islandia, sin embargo, no es el único proyecto que pugna por captar CO2 de la atmósfera. En Suiza una startup está construyendo una planta que será capaz de retirar del aire unas 50 toneladas de dióxido de carbono anualmente. Su proceso también pasa por la captura de este compuesto mediante ventiladores y filtros que lo separen. Mediante calentamiento se logrará CO2 puro, que se podrá comercializar.

Imágenes: Bill Higham, ThinkGeoEnergy

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