La representación que ofrece este mapa 3D del universo sirve para ofrecer una evidencia más de que la energía oscura es la causante de la expansión de este.
El programa Sloan Digital Sky Survey III se dedica a medir las ondas de sonido procedentes de los primeros tiempos del universo, a captar, por así decirlo, los últimos destellos del Big Bang. Estas ondas de sonido han dejado vagos rastros que se pueden encontrar en la distribución de las galaxias. Y aquí es donde entra el proyecto BOSS (Baryon Oscillation Spectroscopic Survey), encuadrado dentro del anterior programa, cuyo cometido consiste en usar estos datos para rastrear la posición de las galaxias a lo largo del tiempo.
Los científicos del BOSS son quienes han creado este mapa 3D del universo, que muestra 1,2 millones de galaxias. Se trata de un mapa que representa unas dimensiones espantosamente grandes y sin duda inabarcables. Aquí están las cifras: 650.000 millones de años luz cúbicos de espacio es lo que aparece representado. Pero no está todo. Solo representa la porción del espacio que se podría observar desde una veinteava parte de nuestro cielo.
Se ha necesitado el trabajo de cientos de científicos para trazar este mapa 3D del universo. La siguiente imagen, que podría pasar por un cuadro de fondo oscuro punteado en diferentes colores, es el propio universo –al menos una parte de él– y cada punto representa la posición de una galaxia (una posición que puede provenir de hace 6.000 millones de años, pues este es el retraso con el que nos llega la información en algunos casos).
En la imagen aparecen representadas 48.741 galaxias, alrededor de un 3% de lo que el proyecto BOSS abarca. Dependiendo del color los puntos indican la distancia que cada galaxia guarda con la Tierra. La escala va desde el amarillo, las galaxias más cercanas, al morado, las más alejadas. Mientras que de las porciones cubiertas de gris no existe información.
Aparte del valor visual del mapa, la investigación ha llevado a cabo una de las mediciones más precisas de la expansión del universo, a la vez que confirma que la energía oscura está detrás de esta expansión.
¿Reinstaurar el error de Einstein?
A Albert Einstein le costó definir la fórmula que describía su Teoría de la Relatividad, el más famoso de sus trabajos y también el más influyente, de 1916. Algo fallaba hasta que se dio cuenta de que para que el universo fuera estático era necesario imponer una constante a su fórmula. Y es que a nadie se le ocurría en aquella época que el universo pudiera ser de otra -manera que estático, un vasto espacio existente en el que cabía todo.
Cuando en 1929 el astrónomo Edwin Hubble demostró que el universo se expandía, Einstein tuvo que rehacer su fórmula: sencillamente quitó su constante, a la cual después calificaría como el mayor error de su carrera.
Sin embargo, en 1998 dos equipos de físicos descubrieron que las galaxias no solo se están alejando sino que lo hacen cada vez a mayor velocidad. Para explicar este fenómeno los científicos acuñaron el término –y redondearon el concepto– de energía oscura, cuyas bases ya se habían ido postulando anteriormente. Lo cierto es que pese a que se sabe poco de la energía oscura, los científicos comenzaron a pensar que Einstein tenía razón al proponer una constante, aunque en realidad esta serviría como una fuerza contrapuesta a la gravedad, definiendo cómo la expansión del universo se acelera. Lo descubierto con el proyecto BOSS va en esta dirección.
Imágenes: Daniel Eisenstein (Sloan Digital Sky Survey III) y Sergei Golyshev (is back)