Un equipo internacional de científicos ha logrado crear nanorobots biohíbridos que luchan selectivamente contra el cáncer.
La lucha selectiva contra el cáncer es una de las grandes aspiraciones de una parte de los investigadores que trabajan en nuevas fórmulas para combatir el cáncer. Lograr un método más efectivo y que evite o disminuya los efectos secundarios de los tratamientos.
El trabajo de un equipo de científicos, pertenecientes a la Universidad China de Hong Kong y a otras universidades, explora su propio camino para conseguir estos objetivos. Su investigación tiene que ver con el uso de nanorobots que se introducen en el cuerpo. Una vez dentro son dirigidos hacia las zonas donde se encuentran las células cancerosas para combatirlas.
Existen varias investigaciones, no solo procedentes del mundo académico sino de startups, que reman en este sentido. Una de las particularidades que tiene este trabajo, publicado en la revista Science Robotics, es que los nanorobots son biohíbridos. Esto quiere decir que se han construido a base de células biológicas.
Los nanorobots consisten en células de espirulina algae, que normalmente se conocen por ser un suplemento dietético. Sus propiedades biológicas ayudan al propósito de los científicos, pues tienen un tono fluorescente. Gracias a esta cualidad se puede seguir su curso a través del cuerpo.
La capa artificial que los científicos han colocado a estas células ha sido un revestimiento de óxido de hierro. Así se logra que los nanorobots biohíbridos tengan propiedades magnéticas. Y, de esta forma, se pueden guiar mediante imanes a lo largo del cuerpo.
Por el momento los nanorobots se han probado en ratas. En ellas los científicos han logrado dirigir a estos biohíbridos a través de los estómagos. La idea es que así se pueda lograr un diagnóstico más preciso sobre el paciente. Cuanto más se acerquen los médicos a las zonas de células cancerosas, de más información podrán disponer.
Sin embargo, estos biohíbridos también ofrecen la posibilidad de llevar medicamentos a las células cancerosas directamente. A medida que se degradan dentro del organismo pueden liberar los compuestos con los que los científicos los hayan cargado.
Los resultados de la investigación han sido exitosos. Pero aún queda un largo camino para que se puedan aplicar en oncología. Por el momento las pruebas solo se han hecho en ratas y hay que dar muchos pasos antes de llegar a pacientes reales. El trabajo es uno más de los que exploran nuevas posibilidades en la lucha contra el cáncer.
Imágenes: ZEISS MIcroscopy, ibmphoto24