Espontaneidad, improvisación, expresión y ganas de hacer más, son características importantes que deben tener los creativos para desarrollar la innovación, un taller de improvisación colectiva que permite disfrutar y entrenar tanto tus capacidades expresivas como tu escucha. Esto es lo que ocurrió en nuestro particular garaje de Distrito Telefónica la pasada semana de la innovación. Durante 3 horas, empleados del grupo participamos en el taller Innovarte.
En otras lenguas, como en el inglés, se utiliza la misma palabra para jugar que para interpretar (play), porque al final el teatro crea propuestas de transformación a través del juego. Propuestas que resuelven conflictos y situaciones concretas en el momento presente.
Innovación, según la definición de la RAE, es la “creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado”, lo que nos exige estar atentos y concentrados en el ahora y no tanto en lo que fue o en lo que puede ser. Si no somos capaces de ser ágiles percibiendo lo que pasa en el presente, difícilmente conseguiremos innovar.
Cuando jugábamos de niños, esto lo hacíamos de manera natural, resolvíamos situaciones tanto reales como imaginarias sin tener en cuenta lo posible, lo adecuado, lo correcto, lo realista…, sin tener en cuenta, a la postre, los corsés que vamos construyendo durante nuestra vida adulta.
El teatro es, en esencia, algo presente. Para los actores y actrices del mundo que salen al escenario frente a un público, sólo existe el presente. La preparación fue básica, los ensayos esenciales y es en cada representación cuando todo ha de salir a relucir para crear la historia que quieren contar. ¿Cuántas veces no estamos en una reunión con nuestra cabeza a toda velocidad pensando en todas la tareas pendientes? ¿Cuántas veces no estamos escuchando a alguien pensando cuál va a ser nuestra respuesta antes de que acabe de hablar nuestro interlocutor? ¿Cuánto tiempo pasamos pensando en lo que no hemos hecho o en lo que tenemos que hacer sin focalizarnos en ninguna tarea concreta?
En el taller experimentamos una serie de técnicas teatrales orientadas hacia la creación colectiva del aquí y ahora sobre un tema propuesto. En este caso la representación de nuestra visión de Romeo y Julieta.
Durante el mismo, descubrimos, por un lado, la importancia de la desinhibición, el conocimiento y potenciación de las habilidades expresivas que cada uno tenemos, el atreverse, el animarse a más, piedra angular de la innovación. ¿Cuántas veces no nos callamos nuestra idea porque prejuzgamos que no va a valer, que no se va a apreciar o que nos la van a pisar? Durante el taller todos pudimos aportar y probar nuestras propuestas.
Por otro lado, la interacción con los demás, la escucha activa, la consciencia del rol que desempeñamos en el equipo en cada momento. Valoramos la eficacia de la imaginación y el trabajo en equipo para buscar y ejecutar soluciones creativas a conflictos y situaciones. En nuestro día a día cada vez es más importante ser ágil para adaptarse rápidamente al rol que necesita el equipo en cada instante. En el taller conseguimos recrear la pelea de bandas: 20 personas peleando en escena de manera coordinada exige un gran nivel de escucha.
Pero por encima de todo, confianza. Confianza en uno mismo, confianza en que el compañero será capaz de actuar de la manera adecuada, confianza en el proyecto, en que lo que estás haciendo merece la pena pese a las dificultades… La confianza, en fin, es una hipótesis de futuro, una actitud con la que afrontas el día a día y tu relación con el equipo.
Después de ver el nuestra versión de Romeo y Julieta, no os quepa la menor duda de que la innovación está en nuestro ADN.
Imágenes: Haags Uitburo, … Arjun, via Compfight cc