Es probable que hayas oído hablar de la gamificación o gamification. Desde que se popularizó, empresas de todo el mundo han intentado, con más o menos acierto, integrar esta metodología a su día a día. Y es que cuando algo se pone de moda… Pero si no te has topado todavía con la gamificación, se trata de una corriente que propone asimilar dinámicas propias del juego para motivar y facilitar actividades no tan lúdicas como el trabajo o la educación. Precisamente, el elearning ha incorporado algunas de las dinámicas de la gamificación educativa. Y con éxito.
Aprender divirtiéndote, aprender jugando, la educación como un juego. Estas y otras expresiones se repiten habitualmente en el ámbito educativo y más concretamente en el elearning o educación online. Precisamente, muchas aplicaciones de éxito para aprender idiomas, aprender a programar o preparar un examen se basan en la gamificación. Y qué decir de las populares plataformas de preguntas y respuestas que convierten en un juego participativo los antes odiados exámenes orales.
Facilitar el aprendizaje, hacerlo más atractivo o motivar al alumnado son algunos de los objetivos que tiene en mente la gamificación. Toda ayuda es poca para que la educación presencial u online se adapte a los tiempos que corren y se convierta en una oportunidad de mejora personal y profesional en vez de una actividad obligada pero molesta.
Entretener y motivar, pero mucho más
Las características del elearning lo han convertido en un terreno abonado para aplicar la gamificación o gamificación educativa en todo su esplendor. Por un lado, cuenta con acceso a tecnología que facilita su aplicación. Y por otro lado, sus características son muy necesarias para que el elearning llegue a buen puerto. A saber: motivar al alumno sin importar su edad, hacer más llevadero el proceso de aprendizaje, ofrecer recursos y material de aprendizaje mediante dinámicas diferentes y más fáciles de procesar e interiorizar…
Varios ejemplos de recursos que ofrece la gamificación al elearning: elementos y recursos narrativos propios del juego de rol, interactividad y participación activa propios de cualquier juego, worldbuilding o creación de mundos para organizar o clasificar el tema a aprender, compartimentar el material de estudio en actividades o tareas a modo de minijuegos, ofrecer puntos, recompensas o premios, reales o ficticios, a medida que se superan fases, niveles o capítulos…
Otros aspectos que potencia la gamificación aplicada al elearning es la competitividad, algo intrínseco en la mayoría de juegos y que, inevitablemente, nos encontramos en el mundo laboral, dentro y fuera de nuestra empresa o lugar de trabajo. También nos encontramos con su valor opuesto, el trabajo en equipo. Ya sea presencialmente o en la distancia gracias a la tecnología, las actividades de gamificación educativa permiten crear equipos para desarrollar o resolver las tareas propuestas por el profesorado.
Y de cara a organizar el material de estudio, la gamificación facilita aplicar el microlearning o microaprendizaje. Es decir, modular o compartimentar el conocimiento en pequeñas dosis más fáciles de digerir. Así obtenemos cursos de elearning que se adaptan a la perfección a la disponibilidad de cada alumno. Y el propio alumno decide cuánto tiempo le dedica.
Por último, la gamificación también ayuda al propio profesorado a visualizar el avance de los alumnos. Al clasificar y compartimentar cada porción del proceso de aprendizaje, es más fácil evaluar y controlar la evolución del alumno y la consecución de los objetivos establecidos.
Claves para aplicar la gamificación en el elearning
Uno de los problemas de la gamificación es que no se aplique de forma adecuada. Se trata de un gran recurso que la educación digital tiene en sus manos, pero hay que planificar bien su puesta en marcha para que el resultado sea el adecuado y no caigamos en lugares comunes. Y es que mal aplicada, la gamificación puede resultar más un inconveniente que una ayuda y logre el propósito opuesto, desmotivar, incomodar y causar rechazo en el alumnado.
Aplicar la gamificación educativa implica tener presentes los elementos que hacen posible cualquier juego. En primer lugar, sus reglas y fases. Qué hay que hacer, cómo llevarlo a cabo, qué niveles o etapas conforman el curso online para completarlo…
Otro aspecto importante es el de integrar el juego o gamificación en la materia o curso, de manera natural. Se trata de facilitar la difusión del conocimiento con otras técnicas pero sin perder de vista que el objetivo último es aprender, no sólo divertirse. Es importante mantener un equilibrio entre el ámbito lúdico y el formativo pero teniendo en mente que debe prevalecer el segundo.
En relación al apartado anterior, uno de los elementos más difíciles de integrar en la gamificación educativa es la propuesta de premios o recompensas. ¿Cómo motivamos al alumno para que siga leyendo, reproduciendo vídeos o respondiendo cuestionarios? Premiar la consecución de tareas, actividades o misiones es un elemento motivador que empuja a seguir adelante. Convertir cada acción en parte del juego también puede ayudar.