George Lucas, un emprendedor de otra galaxia

George Lucas es todo un ejemplo de emprendimiento. Se supo sobreponer a los diversos problemas y desarrollar las soluciones necesarias para triunfar

George Lucas es hoy uno de los cineastas más importantes del siglo XXI, aunque sus comienzos no fueron sencillos. Nos encontramos ante un ejemplo de cómo la capacidad emprendedora, una idea innovadora y la creencia ciega en tu propio proyecto ayudan a conseguir los resultados soñados.

Lucas nació en un rancho de Modesto el 14 de mayo de 1944 en el seno de una humilde familia californiana. Desde pequeño soñaba con ser piloto de carreras y no destacaba especialmente por ser un gran estudiante. Sin embargo, el accidente que sufrió y que casi le cuesta la vida supuso un punto de inflexión para él. Algo tenía que cambiar y por eso tomó una decisión que no sólo acabaría siendo determinante para él, sino que se convertiría en un resultado fundamental para la historia del cine.

Tras pasar por el instituto, entró en la escuela de cine de la University of Southern California. La manera en la que comenzó sus estudios cinematográficos, dedicando cada segundo de su vida a su pasión, es un ejemplo de cómo todos deberíamos afrontar nuestros proyectos vitales y laborales: con determinación e ilusión. Además, como estudiante pronto empezó a demostrar su valentía. Realizó Freiheit y THX-1138: 4EB, cortometrajes realmente innovadores y rupturistas en los que mostró su talento llamando la atención de Francis Ford Coppola.

Ambos directores no tardaron en hacerse amigos y juntos fundaron la productora American Zoetrope para financiar el primer largometraje de Lucas, inspirado en su galardonado cortometraje THX-1338. Esta película fue el primer fracaso -a nivel económico- para el director californiano, pero lejos de acabar con su sueño le hizo seguir trabajando más duro en la búsqueda del éxito.

Su siguiente película, American Graffiti, fue la que marcó definitivamente la evolución de Lucas de cineasta a emprendedor, pues la falta de libertad creativa a la que le sometieron los productores de la película, haciendo cambios sin su permiso, fue lo que provocó que no dejara de luchar por conseguir independencia y el control total de sus proyectos.

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Un problema para George Lucas sólo era una nueva excusa para buscar mejores soluciones. De hecho, una de las decisiones más acertadas y arriesgadas que tomó se produjo para el rodaje de Star Wars, la famosísima saga espacial. Para poder rodarla redujo su salario como director a cambio de quedarse con los ingresos derivados del merchandising de la película y con los derechos de las posibles secuelas. Este movimiento empresarial, que acabó siendo todo un acierto, fue el que le aseguraría la independencia económica y creativa que tanto soñaba.

La historia de Lucas como cineasta está llena de duros momentos y repleta de dudas, como los que pasa cualquier empresario que quiere desarrollar su proyecto en la actualidad. Y lo que le convierte a él en un ejemplo es que a cada situación complicada no le frenaba, respondía siempre con una decisión más arriesgada.

Tras crear Lucas Film para el desarrollo de Star Wars: Una nueva esperanza necesitaba contratar los servicios de una empresa de efectos especiales para darle forma al imaginario que tenía en la cabeza. Sin embargo, todas las empresas con las que contactaba se negaban a trabajar para Star Wars, por lo que una vez más no dudó en dar un paso adelante y fundar Light and Magic (ILM). De esta manera él mismo se encargó de supervisar los efectos especiales teniendo el control total de lo que hacía. El director californiano tenía claro que el futuro de la industria del cine iba encaminado en esa dirección y de esta forma podía seguir investigando técnicas de cinematografía, mientras otros cineastas le pagaban por hacerlo. Para hacerse una idea del éxito de la decisión, basta con decir que muy pronto comenzaría a cobrar 25 millones de dólares por desarrollar los efectos especiales de películas como Jurassic Park o Tornado (Twister).

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En su empeño por seguir emprendiendo en nuevos ámbitos y, sin ningún miedo al fracaso, se lanzó con un nuevo proyecto: crear el sistema de audio para salas de cine THX. Para ello, fundó una compañía de post-producción de audio, Skywalker Sound. El escalón definitivo para orquestar esta industria definitivamente fue la creación de Lucas Arts Entertainment. Sí, ahora también se atrevía con los videojuegos.

Tras el éxito cosechado con la primera película de Star Wars, Lucas se podía haber conformado con recurrir al apoyo económico de alguna de las grandes productoras americanas, pero hacía tiempo que ya había decidido que nadie le volvería a decir cómo tenía que hacer las cosas. Así, para financiar la primera secuela El Imperio Contrataca, tuvo que pedir dinero prestado para poder afrontar los costes de la producción. Una vez más tenía que arriesgar su dinero y su futuro para poder sacar adelante su carrera profesional. Sin embargo, el éxito de esta película al igual que el de la tercera parte de la historia, El Regreso del Jedi, no haría sino demostrar que cuando uno apuesta por lo que realmente le apasiona, y pone todos los medios para conseguirlo, esa lucha siempre se ve recompensada.

George Lucas es un ejemplo para todo aquel que quiere montar una empresa, no sólo por sus éxitos, sino también por su constancia, porque ha sabido sobreponerse a sus fracasos, y porque después de cada triunfo ha sabido mirar más allá y no ponerse límites. Si quieres sentir lo que se consigue cuando se es creativo y se cree en uno mismo pásate por el edificio de Telefónica en la calle Gran Vía, 28, en Madrid, y asiste a una de las mejores exposiciones del universo Star Wars. Podrás contemplar cerca de 30 piezas únicas y exclusivas hasta el 17 de diciembre de 2015, un día antes del estreno de la nueva película Star Wars: el despertar de la Fuerza.

Este post se publicó originalmente en el blog de Open Future_

Imágenes: Wikimedia Commons

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