Hacia el fin del reinado de las pantallas

Las pantallas han sido la constante en la mayoría de avances tecnológicos recientes, pero la voz puede quitarle el protagonismo en el momento en que la inteligencia artificial y la nanocomputación logren una innovación significativa.

Las pantallas son clave en cualquier concepción tecnológica desde muchos años a esta parte. Cualquier predicción futurista, cualquier boceto que se nos haya ocurrido, contiene y ha contenido una pantalla. Y es lógico, la pantalla ha sido el sustituto de todo soporte físico escrito, como libros y periódicos, a los que ha añadido capacidades multimedia, comunicativas y de trabajo. Su utilidad nunca será discutida, pero su hegemonía, que no relevancia, puede llegar a su fin. La conversación se hará dueña de nuestras vidas.

La aparición de la interfaz gráfica de usuario nos hizo querer tener pantallas en todos los dispositivos. Aparecieron portátiles, agendas electrónicas, más tarde las PDAs más sofisticadas, y luego los smartphones modernos. Todos ellos de algún modo nos han ayudado a llegar a este punto, con el elemento común de la necesidad de visualizar para interaccionar. Pero el futuro que trae la inteligencia artificial estará más basado en la voz que en lo visual. El camino andado hasta aquí lo acredita.

Los primeros pasos se dieron con los sistemas de marcación por voz. Fueron la primera gran aproximación al público general. Después de ello vinieron muchos sistemas de reconocimiento de voz para ordenador relativamente erráticos, hasta que la integración en los asistentes personales les hizo ser tomados en serio. Al principio eran cadenas de palabras, pero las recientes incorporaciones de redes neuronales en las paltaformas de inteligencia artificial hacen que el lenguaje, tanto el reconocimiento como el texto a voz, pueda ser mucho más natural.

El reto actual de la industria es conseguir que lo que ha sido una pantalla con cientos de opciones por centímetro sea igual de accesible en un producto con reconocimiento de voz como los AirPods, que aunque ahora mismo tienen que estar enlazados a un smartphone, llegarán a conocer la plena autonomía. A nivel doméstico en Estados Unidos están triunfando propuestas como Amazon Echo, cuya conveniencia ayuda a muchas familias a comprar artículos y a conocer ciertos detalles del clima o de información accesible en un buscador.

Funciones para trabajar como el control por voz de una interfaz móvil, que sería el primer paso, están planteadas pero no desarrolladas ni propuestas por gigantes como Microsoft, Google o Apple. En el momento en que estos se involucren más y más, el ritmo de crecimiento será vertiginoso. Y en ese momento, con computación más basada en inteligencia artificial que en tareas realizadas por el usuario, el adiós a las pantallas podrá ser, por fin, una realidad, quedando como lo que durante muchos años fueron, ventanas de ocio.

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