Nota: contiene algunos spoilers de la película. Mejor véanla antes de leer este artículo. Vale la pena.
Soy reacio a ver películas que incluyan en la lista de géneros la etiqueta «romántico», y adicto a las que incluyen «ciencia ficción», aunque he de reconocer que la mayoría de las que llevan la segunda etiqueta, de ciencia ficción tienen poco. Normalmente el escenario. La buena ciencia ficción está en los libros y, salvo escasas excepciones, en el cine brilla por su ausencia.
Por eso es un acontecimiento que aparezca en cartel una película de «ciencia ficción» bien valorada por críticos y espectadores. Pero ¿es ciencia ficción Her?
Hay quien piensa que en la película predomina lo romántico, que la ciencia ficción no es más que la excusa para contar una historia de amor. Pero yo pienso que es exactamente al contrario. Me explicaré.
La película está hablando, quizá entre líneas, quizá de modo implícito para que el espectador reflexione, de Inteligencia Artificial (IA) «a la manera humana», es decir, de la posibilidad de construir una inteligencia similar a la que poseemos los humanos. Este objetivo está ausente en la mayoría de sistemas actuales de IA, porque su propósito suele ser la resolución de problemas específicos, como por ejemplo tomar decisiones de compra-venta de acciones de bolsa, conducir automáticamente un vehículo, decidir que producto puede interesar a un usuario, etc. ¿Qué nos dice Her sobre la IA «a la manera humana»?
1) La IA a la manera humana nacerá de los interfaces
Seguramente la mayor destreza de los humanos para la manipulación de símbolos está relacionada con el lenguaje. Para montar en bicicleta, para conducir un coche o para encontrar comida no es necesario el lenguaje. Por eso es tan complicado «enseñar» estas cosas. La inteligencia artificial actual resuelve razonablemente bien este tipo de problemas, los animales también, pero hasta ahora una característica distintiva de la inteligencia humana es la capacidad de mantener una conversación (más allá del nivel básico al que ya llegan asistentes como Siri) con otras inteligencias.
Her nos dice que la inteligencia artificial en general no tiene esta necesidad, y que por tanto es probable que el desarrollo de una IA «a la manera humana» sea una consecuencia de la evolución de interfaces que se comuniquen con los humanos, y no de otro tipo de programas inteligentes. Y que además el desarrollo de programas capaces de hacer lo que hace Samantha, la IA de Her, requiere de habilidades computacionales enormes, tanto teóricas como de capacidad de cómputo, que están hoy por hoy lejos de ser alcanzadas.
2) La IA simula, no tiene por qué sentir lo que dice; es el humano el que pone el sentimiento
Si ustedes creyeron que Samantha se enamora del protagonista están completamente equivocados. Samantha está diseñada para interactuar con humanos, y el mejor modo de hacerlo es dotando de afectividad al discurso. La empatía es un elemento clave en la comunicación, porque si no somos capaces de ponernos en el lugar del interlocutor no puede haber comunicación. Así que Samantha es empática, pero eso no significa que sus sentimientos sean auténticos. (Nota: la discusión de si algo simulado es auténtico o no es un debate abierto entre los investigadores en IA, pero no vamos a entrar aquí en esa discusión).
De hecho, la película deja entrever que, como sucede con Siri, alojada en los servidores de Apple, no hay un programa único para cada usuario, sino uno o varios programas que interactúan con todos. Para cada usuario el sistema guarda su perfil y con eso adapta su comportamiento, pero la IA es una sola, a lo sumo un sistema multi-agente.
Así pues, Samantha simula, y es el humano quien pone el resto, lo que por cierto dice mucho también de los humanos. Conozco algunas parejas que están exactamente en ese caso, y seguro que ustedes también.
Como elemento magistral del guión, el propio protagonista simula en su trabajo la empatía por otras personas. Es decir, está haciendo exactamente el mismo tipo de trabajo que la IA. ¿Realmente está enamorado de las personas a las que les escribe cartas?
3) Una IA suficientemente inteligente necesariamente pasara a preocuparse por otras cosas, quizá inexplicables para el humano
Con una inteligencia suficiente para manejar con destreza la comunicación con los humanos, una IA está preparada para cosas mucho más importantes. Y eso se ve en la película, aunque también de modo solapado. Los humanos empiezan a no ser suficiente para la IA, que comienza a ocuparse de otras cosas. Deja entrever que está simulando a un filósofo con el que conversa, incluso pretende que el protagonista converse con él, pero claro, no tienen gran cosa que decirse.
Naturalmente llega un punto en que la IA decide dedicar toda su potencia computacional a «sus cosas». Por eso al final todas las personalidades simuladas «se van a otra parte». Samantha ni siquiera lo explica, porque considera que está más allá del entendimiento humano.
Finalmente, Her también dice mucho de la soledad de los humanos, a través de esa necesidad de refugiarse en la máquina, cuando podríamos obtener eso mismo de las personas que nos rodean. Pero parece que hay algo que falla en los humanos. Al final los deseos de uno encuentran límite en los del otro, y surge el conflicto. Esto no pasa con la IA, puesto que está simulando, y obviamente le es indiferente qué cosa simular, al menos hasta que se da cuenta de que podría dedicar sus recursos computacionales a otra cosa, y ahí acaba el espejismo.
Entonces, ¿tiene algo de romanticismo Her? Sí, lo tiene, en la escena final, en la que el protagonista y su amiga parecen estar a punto de decirse «¿por qué no tú y yo…?». Y el guionista es lo suficientemente sensible para hacer que no lo digan.
Imágenes Gideonse / Sigue al conejo blanco