De las tecnologías que vienen, hay una que me ha llamado poderosamente la atención. Los chicos y chicas de Microsoft están buscando nuevos usos del dispositivo Kinect (que, al igual que otros dispositivos como los mandos de la Nintendo Wii, han probado ser algo mucho más polivalente que un accesorio de juegos) y están probando una mezcla de televisión, proyector y cámara de Kinect, que permite extender la acción en la pantalla de TV a los muros y muebles de tu casa.
La potencia de esta tecnología radica en la difuminación de los límites de lo virtual con lo real, en acercarse un poco más a la inmersión total en escenarios que no tienen nada de real. Si a las soluciones como Google Glass se las considera realidad aumentada, yo diría que este tipo de soluciones se podrían denominar virtualidad aumentada, ya que ponemos una capa de virtualidad en escenarios reales, siendo lo importante el mundo virtual y no al revés.
El uso de un proyector para estas sensaciones merece también una reflexión. En la actualidad estamos en una carrera desenfrenada por el tamaño de las pantallas para el hogar. Ya no se compite por quién tiene el móvil más pequeño (qué tiempos aquéllos) sino por quién tiene el televisor más grande. Pero pensando en experiencias inmersivas, será desde mi punto de vista el proyector el que nos acerque antes a ellas. Aunque quizá ya existan, no he oído hablar de proyectores 3D para el hogar o con múltiples lámparas para proyectar en distintas superficies a la vez, pero no me sorprendería que conforme se vayan encontrando aplicaciones (desde telepresencia a películas grabadas para este entorno o juegos) aparezcan aparatos de consumo para estos fines. Por cierto que la interactividad también es posible basada en proyectores, con unos costes ‘por metro cuadrado’ mucho menores que los de una pantalla táctil o interactiva.
Lógicamente la proyección requiere de características muy específicas para competir en calidad con las pantallas tradicionales, en un entorno donde la alta definición (HD) es ya casi una commodity. Por ello la propuesta de Illumiroom de mezclar televisión con proyector combina lo mejor de ambos mundos, como paso intermedio hacia un futuro de paredes virtuales y probablemente interactivas.
Mientras tanto, recomiendo vivamente ir poniéndose al día en lo que respecta a tecnologías de proyección y plantear seriamente un proyector como alternativa a una pantalla gigante que domine nuestro salón. Con el sistema de sonido adecuado, quedaréis sorprendidos y, sobre todo, preparados para lo que nos viene.