Científicos del Instituto de Bioingeniería de Cataluña desarrollan implantes biodegradables que son capaces de estimular la regeneración del cerebro tras haber sufrido un accidente. Estas nanofibras ayudarían a impulsar el binomio formado por medicina y nanotecnología.
La nanotecnología y la medicina caminan desde hace tiempo de la mano, con el objetivo de mejorar el cuidado de nuestra salud. Biosensores para mejorar el diagnóstico de determinadas enfermedades o nanofármacos más especializados son solo algunas de las aplicaciones que podemos encontrar en el ámbito de la nanomedicina. Una reciente investigación, realizada en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña, ha logrado implantes biodegradables que ayudan al cerebro a curarse a sí mismo.
Las lesiones producidas durante la etapa prenatal y postnatal pueden afectar seriamente al desarrollo de los individuos, ocasionando frecuentemente graves discapacidades. Sin embargo, los implantes biodegradables diseñados por el equipo de Zaida Álvarez recrearían el microambiente en el que vive el cerebro durante el desarrollo embrionario.
Estas nanofibras liberan L-lactacto, un compuesto químico que promueve la angiogénesis, necesaria para que el cerebro inicie el proceso de curarse a sí mismo. Además, los implantes biodegradables son capaces de inducir la generación de nuevas células nerviosas, de forma que estas estructuras estimulan la medicina regenerativa.
Su trabajo ha sido publicado en la revista Biomaterials, y supone un paso muy importante en la aplicación de la biomímesis en medicina. Al «imitar» el ambiente en el que vive el cerebro durante el desarrollo embrionario, los investigadores catalanes han logrado que este órgano pueda curarse a sí mismo, al menos en las pruebas realizadas en modelos animales.
Y es que encontrar estrategias regenerativas del cerebro no es una tarea sencilla para la investigación. Los tres principales obstáculos (mala integración de los implantes existentes hasta el momento, baja vascularización e ineficaz supervivencia celular) provocaban que el cerebro, tras haber sufrido un determinado traumatismo, fuera incapaz de curarse a sí mismo. El uso de estos implantes biodegradables, sin embargo, es una buena muestra de cómo la biomímesis también puede ayudar en el cuidado de la salud.
En palabras de Zaida Álvarez, «estos implantes biodegradables han permitido regular los parámetros biofísicos y metabólicos que facilitan la regeneración del cerebro». Su logro, aunque solo ha sido demostrado en roedores, es un gran hito para la medicina aplicada al cerebro, y podría curar este importante órgano tras haber sufrido un accidente o traumatismo. Los científicos, a pesar de las buenas noticias, prefieren mantener la cautela, ya que son necesarios más años y pruebas clínicas para que estos implantes biodegradables lleguen a ser utilizados algún día en seres humanos.
Imágenes | GE Healthcare, IBEC Barcelona