Inventan un plástico ecológico a partir del limón

Al año se producen en el mundo 80 millones de toneladas de polietileno, material ampliamente presente en utensilios de uso cotidiano y que puede tardar hasta 4 siglos en degradarse.

¿Podríamos imaginar un país como Argentina cubierto de residuos de plástico? Pues esta cuestión no está lejos de la realidad.

Según una estimación llevada a cabo por un grupo de científicos de la Universidad de California en Santa Bárbara, más del 70% de la producción total de plástico corresponde a desechos, lo que equivale a un total de 6.300 millones de toneladas.

Los plásticos, que empezaron a producirse de manera masiva tras la Segunda Guerra Mundial, están presentes en nuestro día a día como ningún otro material en la historia, llegando a haber en la actualidad 8.300 millones de toneladas repartidas por todo el mundo.

Ante este panorama, son cada vez más los investigadores y científicos que buscan una fórmula que acabe con lo que ya se considera un lastre para el planeta. Es el caso de un grupo de científicos del Instituto Catalán de Investigación Química (ICIQ) y del ICREA, responsables del desarrollo de una nueva fórmula para producir plástico ecológico a partir de cítricos y CO2.

Un plástico ecológico amigo del medio ambiente

La gran ventaja de este descubrimiento radica en el uso de dos materiales naturales y abundantes en el medio, y supone un plus en la lucha contra el cambio climático, gracias a la utilización de CO2, uno de los gases responsables de este fenómeno.

Según explican los investigadores, el uso de bioplásticos de limón no solo ayuda a conservar el medio ambiente, sino que también es beneficioso para la salud. La utilización de estos materiales permite eliminar el empleo del bisfenol A, sustancia presente en todo tipo de plásticos y acusada de estar asociada a enfermedades como la diabetes, la obesidad y el cáncer de mama o de próstata, entre otras.

Los investigadores han optado por sustituir esta sustancia por el limoneno, que se encuentra en las cáscaras de cítricos como el limón, la naranja o el pomelo, y que permite mejorar las propiedades de los plásticos sin dañar el medio ni el cuerpo humano.

Además, este polímero tiene una temperatura de transición vítrea más alta que la alcanzada por un policarbonato, por lo que estos nuevos plásticos necesitan temperaturas mucho más elevadas para alcanzar el punto de fundición, lo que los hace más seguros para su uso diario.

Estos bioplásticos son también biodegradables, ya que incluyen compuestos naturales que se pueden descomponer en periodos de tiempo cortos gracias a la acción de microorganismos, por lo que supone una nueva opción frente al reciclaje.

El plástico está tan presente en nuestras vidas que hay científicos que han llegado a afirmar que vivimos en plena ‘Era del Plástico’, situación que, aunque tardará mucho en resolverse, será mucho más fácil cambiar gracias a iniciativas innovadoras como ésta.

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