¿Puede un joven de 14 años cambiar la forma en la que luchamos contra el cáncer? Ésta es la inspiradora historia de Jack Andraka.
Podría haberse convertido en una de esas historias que marcan la adolescencia. Pero Jack Andraka decidió que la muerte de aquel allegado, al que quería como si fuera su tío, no iba a ser en vano. El joven había vivido en primera persona el dolor al verle morir de cáncer. Y con apenas catorce años, se prometió a sí mismo que iba a luchar por cambiar las cosas.
Lo primero que hizo Jack Andraka fue buscar en Internet información sobre la enfermedad de su ser querido. Era cáncer de páncreas. Y la red le devolvió un dato desesperante: el 85% de ese tipo de tumores se detectan demasiado tarde. No contar con un diagnóstico eficaz influye en la supervivencia de los pacientes. Sólo el 2% de las personas afectadas por este cáncer logran superarlo.
Muchos pensaron que las ideas del adolescente eran producto del dolor por la muerte temprana de su familiar. Incluso sus padres le pidieron que dejara de lado aquel interés, pronto convertido en obsesión. Jack Andraka no cejó en su empeño, leyendo decenas de artículos científicos sobre el cáncer de páncreas. Tratando de hallar una solución que mejorara su diagnóstico.
La trágica historia que cambió su adolescencia
Fue entonces cuando descubrió el término mesotelina. La proteína, convertida en marcador bioquímico, comenzó pronto a revolotear en la mente de aquel adolescente. ¿Y si sirviera para detectar el tumor de páncreas del que había muerto su pariente? Jack Andraka decidió escribir a algunos de los laboratorios más reputados de Estados Unidos. 199 grupos científicos rechazaron su carta, en la que pedía un hueco para poder investigar dicha molécula.
Tras varios meses decepcionantes, el Dr. Anirban Maitra decidió darle una oportunidad en la Johns Hopkins University. Allí desarrollaron un método para detectar la mesotelina mediante un simple análisis de sangre. Su protocolo era 168 veces más rápido, 26.000 veces más barato y 400 veces más preciso que el procedimiento habitual y rutinario para diagnosticar el cáncer de páncreas. El sueño de Jack Andraka se había convertido en realidad.
Cuando demostraron que los resultados iniciales eran positivos, Andraka y su mentor patentaron el método de diagnóstico, que era válido para el cáncer de páncreas y otros tumores, tales como el de ovario o el de pulmón. Cuatro años después, siguen investigando el protocolo para realizar los estudios clínicos necesarios para que sea autorizado en medicina.
El joven también ha sido galardonado con premios como el Smithsonian American Ingenuity Award o el Intel International Science and Engineering Fair. Su historia ha llegado incluso a oídos de Barack Obama, que ha elogiado su tesón y esfuerzo.
El éxito no le ha detenido, puesto que el hoy estudiante universitario sigue apostando por la investigación para mejorar nuestro día a día. En el laboratorio, tal y como desvela en esta entrevista en Parade, trabaja en el desarrollo de biosensores para detectar contaminantes o enfermedades. También sueña con emplear la nanorrobótica en la lucha contra el cáncer. Su ejemplo, sin duda, es una buena demostración de que las pequeñas ideas pueden cambiar el mundo. Y que la edad o las dificultades que afrontemos no deben ser un impedimento para hacerlo.
Imágenes | Smithsonian Magazine, Johns Hopkins University