Un análisis de ADN revela la identidad de Jack el Destripador. El misterioso asesino parece ser Aaron Kosminski, un inmigrante polaco de 23 años. Sin embargo, expertos ajenos ponen en duda la validez del estudio.
Jack el Destripador es el nombre que se otorgó al famoso asesino en serie del londinense barrio de Whitechapel en 1888. Su modus operandi se caracterizaba por cortes, mutilaciones, extirpación de órganos y desfiguración del rostro de mujeres dedicadas a la prostitución.
El misterio de Jack no pudo resolverse en ese momento, a pesar de que la policía identificó a más de 300 sospechosos. Entre estos se encontraba Aaron Kosminski.
Un reciente estudio de ADN ha confirmado que Kosminski, un inmigrante polaco de 23 años dedicado a la barbería, es el misterioso Jack el Destripador. Un chal que fue encontrado al lado de una de las víctimas ha sido la fuente de ADN que ha permitido identificar al asesino, gracias a que el chal contiene manchas de sangre y semen.
Aunque el chal ya se había analizado anteriormente, los resultados no habían convencido a los expertos.
El responsable del nuevo estudio es la Universidad de Leeds. Louhelainen y Miller han comparado fragmentos de ADN mitocondrial del chal con el de un descendiente del barbero polaco. El ADN coincidía, confirmando la identidad de Jack el Destripador.
Sin embargo, expertos ajenos al estudio ponen en duda los resultados.
Los investigadores británicos han utilizado solamente ADN mitocondrial (secuencia heredada de madres a hijos) de los espermatozoides encontrados en el chal. Carles Lalueza-Fox afirma que el ADN mitocondrial nunca puede utilizarse para identificar a un sospechoso, solo para descartarlo.
Esta secuencia de ADN no tiene marcadores específicos, por lo que pueden englobar a decenas, o incluso cientos de millones de personas. El estudio no identifica el haplogrupo del sospechoso, ni de su pariente, lo que hace que pierda aún más validez.
Además, el sistema utilizado para comprobar la identidad del famoso asesino es obsoleto comparado con la tecnología actual. Si se hubiera practicado con un sistema más reciente, podría haberse esclarecido el grado de parentesco entre el sospechoso y el pariente vivo.
Un segundo análisis podría desvelar gran parte del genoma, incluyendo el cromosoma Y. Pero Lalueza-Fox no cree que este análisis sea posible sin tomar muestras del cadáver de Kosminski.
El genetista Antonio Alonso asegura que el trabajo de los británicos es un fraude. Para demostrar que las células obtenidas son espermatozoides solo se ha realizado un análisis visual, mientras que el protocolo requiere emplear anticuerpos o analizar las cabezas de los espermatozoides.