La utilización de biomasa como fuente de energía podría permitirnos reducir las emisiones de dióxido de carbono, y así combatir el cambio climático.
Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera son una de las grandes preocupaciones medioambientales. Consideradas como una de las razones del cambio climático, una alternativa a los combustibles fósiles se abre paso: la biomasa.
La quema de combustibles fósiles es uno de los motivos principales del calentamiento global. La búsqueda de fuentes energéticas que sustituyan al carbón o al petróleo es obligada, si queremos mantener un desarrollo económico sostenible.
¿Pero qué es la biomasa? ¿Por qué se considera dentro de las fuentes de energía renovables? Y especialmente, ¿ayudará a conseguir reducir las peligrosas emisiones de dióxido de carbono? La Real Academia de la Lengua define ‘biomasa’ en su segunda acepción como «aquella materia orgánica originada en un proceso biológico, espontáneo o provocado, utilizable como fuente de energía«.
En otras palabras, la biomasa aprovecha residuos de procesos agrícolas o industriales. Por ejemplo, podemos emplear desechos de la agricultura y ganadería (como cáscaras, estiércol, purines, huesos o paja), los lodos de depuradoras o residuos forestales para producir energía.
La ventaja es que la biomasa per se no altera el equilibrio de la concentración de carbono atmosférico. Esto es debido a que es un combustible no fósil, también considerado como ‘neutro’ dentro del ciclo del carbono, como se observa en la imagen.
Podríamos pensar, con razón, que la combustión de la biomasa sí genera dióxido de carbono, además de otros gases como vapor de agua, monóxido de carbono, etc. La emisión de CO2 en este caso se considera neutra, ya que el dióxido de carbono que se libera forma parte de la atmósfera actual (es el que absorben y emiten continuamente las plantas). Se diferencia así del carbono ‘atrapado’ en el suelo en forma de combustibles fósiles, y que de repente sale a la atmósfera por su combustión.
Una nueva investigación, publicada en Nature Climate Change, ha logrado superar esa emisión neutra. Y es que si combinamos el empleo de biomasa con la captura de dióxido de carbono, podemos conseguir que la emisión llegue a ser negativa.
Según explican en Ars Technica, el uso de esta fuente energética podría permitir que en 2050 Estados Unidos y Canadá redujeran en un 145% sus emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. En otras palabras, el uso combinado de biomasa y las tecnologías de captura de dióxido de carbono podrían ayudarnos a pensar en un futuro sostenible.
Imágenes | Andrea Booher (Wikimedia), Petr Štefek (Wikimedia), Imartec