Microgestión

La microgestión: la cara negativa del teletrabajo (y cómo remediarlo)

El teletrabajo ha traído consigo importantes beneficios a los empleados. Entre ellos, la posibilidad de ahorrar costes en el trayecto de la oficina a casa y viceversa, los horarios flexibles, la combinación de la vida personal con la profesional y, en general, un menor estrés. Esto, sin embargo, tiene un lado negativo para la empresa, quien debe confiar en que sus trabajadores están realizando correctamente sus tareas a distancia. A menudo, muchas de ellas utilizan sistemas y mecánicas para comprobar esto, como la microgestión. 

La microgestión es una forma en las compañías observan y verifican qué están haciendo sus empleados desde sus respectivos trabajos a distancia. Pero de una forma excesiva, pues se centra, también, en detectar fallos menores e insignificantes. Esto se lleva a cabo a través de los microgestores, que son personas encargadas de revisar que todo vaya sobre ruedas. La microgestión, además, no es algo que implanta una compañía directamente, sino que se lleva a cabo, en muchas ocasiones, de forma involuntaria. 

Sucede, por ejemplo, cuando la persona encargada de comprobar que todo funcione correctamente (el microgestor), exige que todos los trabajos pasen por la revisión de terceras personas, delegue de forma incomprensible las tareas o avise constantemente de los fallos, pero no destaque los beneficios. 

Esto, precisamente, puede atraer diferentes problemas al empleado. Además de múltiples preocupaciones, como la sensación de sentirse presionado por creer que no está haciendo correctamente su trabajo. La microgestión, de hecho, genera muchos más inconvenientes. Pero, ¿hay forma de remediarlo sin que las compañías dejen de comprobar que sus empleados están haciendo su labor en casa como lo harían en la oficina?

¿Qué problemas genera la microgestión?

Microgestion teletrabajo

La lista de inconvenientes que genera la microgestión para el empleado es bastante extensa, e inicia por la limitación de unas ventajas del teletrabajo. Como comentábamos, trabajar a distancia trae consigo un menor estrés general. No obstante, el hecho de sentirnos presionados por el usuario que realiza la microgestión, puede acarrear un aumento de estrés al creer, por ejemplo, que no se está realizando correctamente la tarea o al comprobar que siempre hay alguien que va a criticar hasta el más mínimo fallo. 

Estos motivos también pueden perjudicar en la motivación del trabajador, quien puede sentirse menos animado a la hora de ejecutar sus tareas y, por tanto, no completarlas correctamente o tardar más en hacerlas. 

La microestión, además, también tiene una seria desventaja para aquellos que la practican. Los llamados microgestores, a menudo, suelen perder una cantidad de tiempo considerable al revisar el trabajo de los demás de forma, muy a menudo, innecesaria. Ese tiempo, en cambio, podría invertirse en proyectos o dedicarlo a tareas más productivas que permitan, por ejemplo, crear procesos de revisión más naturales y menos exigentes. 

Por otro lado, la microgestión también puede perjudicar en el ambiente de trabajo. De nuevo, si tenemos en cuenta que los microgestores son compañeros de profesión. Muchas de las personas podrían no estar contentas por cómo revisan sus tareas y, de este modo, crear un área en el que, en vez de reinar la amabilidad, se prioriza la negatividad.

¿Hay formas de remediar sus inconvenientes? 

Teletrabajo

Afortunadamente, existen métodos no solo para remediar los inconvenientes de la microgestión, sino también poner fin a esta práctica que tanto puede perjudicar en el teletrabajo. Los microgestores, por ejemplo, deberían evitar destacar solo los puntos negativos, y también mostrar y celebrar los logros que los empleados realizan en su trabajo.

También es importante asignar tareas en función de las capacidades de cada empleado. De este modo, los usuarios podrán realizar su trabajo correctamente, sin presión, y sin temor a ser juzgados. En el caso de que una compañía asigne a una persona encargada de comprobar los procesos de sus empleados, esta debería tener las cualidades y la experiencia necesaria para poder delegar entre sus compañeros.

Los empleados, por otro lado, no deben tener temor a preguntar para así resolver sus dudas y comprobar, por ejemplo, por qué ese proyecto tiene fallos o por qué el encargado de revisar el trabajo no está completamente contento con el resultado. Esto, de hecho, puede ayudar a crear un ambiente más amigable si ambas partes se relacionan con educación.

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