Luces LED

La razón por qué no nos gustan las bombillas LED y cómo solucionarlo

El profesor de Psicología Arnold J Wilkins ha realizado una investigación sobre las luces LED y cómo influyen diariamente los distintos tipos de luz en nuestra salud.

En ocasiones, como por ejemplo cuando viajamos en tren de alta velocidad, deseamos enfocar un objeto que se encuentra al otro lado de la ventana. Pongamos que ese objeto es un cartel. Nuestros ojos, automáticamente, harán un movimiento rápido, casi imperceptible, pero emplearán el tiempo suficiente para que congelar la imagen y pueda leerse el cartel.

Los movimientos sacádicos son unos desplazamientos oculares bruscos que dirigen la mirada hacia objetos en movimiento para situar la imagen justo frente al área de mayor agudeza visual, la fóvea. Después de cada movimiento sacádico los ojos permanecen brevemente quietos para enfocar correctamente el objeto que deseamos enfocar.

Para que los ojos puedan enfocar correctamente el cartel deben coincidir con la velocidad a la que se desplace el tren de la alta velocidad. Entonces es el momento justo en el que la imagen se hará nítida y comprensible para nosotros gracias a estos movimientos bruscos de los ojos.

Luces LED

Los científicos solían pensar que el ojo humano no podía captar más de 90 destellos de luz por segundo, pero ahora sabemos que son capaces de captar más de 2.000 pues se mueven tan rápidamente cuando cambiamos la mirada de un punto a otro.

Las cámaras de fotografía y vídeo actuales se basan en un sistema de captación de imagen similar basado en cuadros por segundo (FPS). Los fotógrafos y editores de vídeo están acostumbrados a trabajar con la luz y las velocidades de exposición o grabación y reproducción para obtener la imagen deseada, sobre todo a la hora de captar el movimiento de una imagen o realizar efectos de vídeo como el slowmotion, que requiere de muchos fotogramas por segundo.

Ese parpadeo de 2.000 destellos crea un patrón que podemos ver y entender, pero en ocasiones también tiene consecuencias para nuestra salud dependiendo del tipo de iluminación al que este expuesta la imagen.

Consecuencia para la salud

La iluminación a la que estamos sometidos a diario es eléctrica y alimentada por una fuente de corriente alterna, lo que hace que las bombillas estén continuamente parpadeando a una velocidad muy rápida, imperceptible para el ojo humano. Las lámparas incandescentes y las fluorescentes poseen un parpadeo más tenue y rápido que las modernas luces LED.

Aunque, en estudios anteriores sobre la iluminación fluorescente, se haya observado que el parpadeo es demasiado rápido para ser visible, es posible que sea perjudicial para la salud. En 1989, Wilkins y sus colegas, estudiaron las luces fluorescentes y observaron que parpadeaban 100 veces por segundo, no como otras luces similares. Ante este parpadeo, también observaron que los trabajadores de oficina sufrían la mitad de dolores de cabeza si no estaban sometidos a luces parpadeantes.

Las nuevas luces LED todavía no han sido objeto de un estudio similar, por lo que se desconoce el modo en el que afecta a nuestra salud. Lo que sí que se ha podido observar es que el parpadeo de las bombillas LED es más pronunciado, por lo que la lógica nos lleva a pensar que serán más propensas a generar dolores de cabeza. Existe la posibilidad de que las personas no utilicen este tipo de bombillas por sus efectos molestos detectables durante los movimientos sacádicos.

Posibles soluciones

Una manera obvia de evitar el molesto parpadeo que producen las luces LED es que operen con corriente continua para que la emisión de luz sea constante. Para ello habría que fabricar las bombillas con componentes más caros y su vida sería de una menor duración. Otra de las posibilidades sería diseñar las luces de manera que el parpadeo sea imperceptible para el ojo humano, pero ¿cuán rápido tiene que ser este parpadeo para resultar inofensivo?

Para averiguarlo, Wilkins y sus colegas calcularon cada cuanto parpadeaban las luces. Las luces que parpadean unas 1.000 veces por segundo eran fácilmente perceptibles mientras que aquellas que lo hacían 3.000 veces por segundo convertían la imagen en nítida y constante evitando el parpadeo. Algunos de los LED parpadean unas 400 veces por segundo, por lo que es muy perceptible al ojo humano y provoca que este tipo de lámparas no sean tan aceptadas por el gran público.

Luces LED

Cuando nos acercamos a una tienda para comprar bombillas, no podemos saber si estas parpadearán o no, o cuantas veces por segundo lo harán. Los LED estándar puedrían limitar este parpadeo hasta niveles aceptables y de esta manera hacer más atractivo el producto marcando una gran diferencia a la hora de convertir nuestros hogares y lugares de trabajo en sitios más eficientes energéticamente.

Este post está basado en un artículo escrito por el profesor de Psicología en la Universidad de Essex, Arnold J. Wilkins, y publicado en The Conversation, donde puede leerlo por completo y en su lengua original.

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