Cinco segundos, un golpe lateral, tres vueltas de campana, 310 km/h y Fernando Alonso sale ileso de su monoplaza. La tecnología y la seguridad en la competición del motor es un fiel reflejo de las mejoras llevadas a cabo en los vehículos que utilizamos a diario.
Empieza la primavera y con ella llega a nuestras pantallas el gran espectáculo de la Fórmula 1. Un deporte que combina la velocidad de los monoplazas y la destreza de los pilotos. Una práctica vertiginosa donde las diversas situaciones de la conducción tienen que ser resueltas en milésimas de segundo.
El espectáculo comienza en el circuito de Albert Park, en Melbourne, muy representativo para el público español, al ser el lugar de debut de Pedro Martínez de la Rosa con la escudería Arrows, de Marc Gené con Minardi, y más tarde del bicampeón del mundo, el piloto asturiano Fernando Alonso.
Un circuito que empezará a ser recordado por el terrible accidente del piloto español, y que emuló al que tuvo lugar en el mismo lugar en 2001 teniendo como protagonista al piloto canadiense Jacques Villenueve.
Fernando Alonso ocupaba la 12ª posición en la parrilla de salida. La carrera se disputaba con total normalidad hasta que el corazón de los espectadores se detuvo durante un minuto que pareció eterno. El monoplaza del asturiano salió despedido contra el muro en la 18ª vuelta, dando vueltas de campana hasta detenerse junto a las protecciones que dejaron el vehículo hecho añicos. Todo esto ocurrió en el intento de adelantar a Esteban Gutiérrez en la curva 3, tras rozar su neumático delantero derecho con la rueda trasera izquierda. El bólido salió despedido. Fueron momentos de gran tensión hasta que, afortunadamente, Alonso salió por su propios medios del cockpit, mientras los aficionados soltaban el aliento contenido durante ese minuto sin fin.
“Íbamos muy juntos, demasiado pegados. Cogí el rebufo de Esteban Gutiérrez y perdí la referencia de la curva. Ir tan cerca de él no me dejó ver el punto de frenada. Frené muy tarde y me lo llevé por delante. Vas a 315 km/h y siempre te juegas la vida. Si coincide mal el golpe, puedes tener un problema serio”, comentaba Alonso sobre el incidente.
Afortunadamente todos los sistemas de seguridad de su McLaren respondieron con efectividad para evitar una desgracia. El mundo del motor invierte cientos de millones en este campeonato, pero realmente, ¿es rentable invertir toda esa cantidad de dinero para competir en un circuito?
Accidentes como el de Alonso y Villenueve terminaron solo en rasguños debido a toda la evolución tecnológica del sector automovilístico en los últimos tiempos. Uno de esos elementos que ayuda a los pilotos de F1 es Zylon. Los recubrimientos del habitáculo del monoplaza que protege a los pilotos están hechos de este elemento, que es un 60% más resistente que el Kevlar, y 10 veces más que el acero.
Y es que, un hilo de 1mm de Zylon es capaz de sostener un peso de 450 kg, algo que habla de su alta resistencia y de su utilidad para evitar que todo tipo de objetos penetren en el cockpit y dañen al piloto. En el recuerdo quedan los accidentes mortales de Ayrton Senna y Ratzenberger en Imola, que propiciaron el cambio en la seguridad de las carreras, y que han terminado como parte de la tecnología que utilizamos a diario en nuestros vehículos. A pesar de que el objetivo de la competición es ser el más rápido, los avances terminan llegando tarde o temprano a los concesionarios más cercanos para dar lugar a coches más eficientes y seguros.
El paso del tiempo ha hecho que las autopistas estén plagadas de coches utilitarios, deportivos, berlinas que disponen de los elementos más sofisticados en cuanto a tecnología y seguridad que hacen de ellos auténticos seguros de vida:
- Neumáticos. La competencia entre los grandes fabricantes (Pirelli, Michelin) ha hecho un gran favor a sus clientes. En Fórmula 1, los equipos se enfrentan a muchas situaciones que ponen a prueba las gomas. Estos sucesos han conseguido que mejoren en durabilidad, seguridad y rendimientos dentro y fuera de los circuitos.
- KERS (Kinect Energy Recovery System). Si eres aficionado a la Fórmula 1 estarás cansado de escuchar a Antonio Lobato explicando en todas las emisiones en qué consiste el KERS. Es un sistema que permite convertir la energía cinética de las frenadas en energía eléctrica para almacenarla y utilizarla más tarde. Un sistema que la marca nipona Toyota utiliza en su gama híbrida (Prius) para aumentar la autonomía recargando las baterías mientras conducimos.
- Caja de cambios. Los sistemas de cambios automáticos, semiautomáticos o secuenciales que utilizan millones de conductores fueron una medida para mejorar la aceleración y tiempos por vuelta de los monoplazas de F1. Al no tener que utilizar el embrague, el piloto ganaba un tiempo valioso. De hecho fue un avance innovador que ha conseguido que personas con déficit de movilidad puedan conducir y moverse con libertad.
- Materiales y aerodinámica. El uso de túneles de viento o tecnología aeronáutica tiene como respuesta la minimización de la resistencia que ofrecen los monoplazas al avanzar a través del aire. Las líneas de los coches actuales intentan mejorar su coeficiente de resistencia para ser más eficientes, los materiales son más ligeros, seguros y resistentes, y han llegado directamente de la competición como la fibra de carbono. Los chasis y carrocerías de los turismos actuales son otro mundo comparados con los de hace unas décadas.
La industria del motor hace mucho hincapié en la seguridad para extrapolarla y hacerla llegar desde la dureza de la competición profesional hasta el vehículo que utiliza cualquier familia día a día. Las mejoras en cuanto a seguridad en los últimos años están dando sus frutos con coches más eficientes y que despiertan la confianza del conductor a la hora de pilotarlos. Mundos lejanos pero que terminan con un objetivo único, la seguridad ante todo, tal y como reflejó Fernando Alonso al ser entrevistado tras su accidente:
“El motivo por el cual sigo vivo se debe probablemente al gran trabajo que ha realizado la FIA en los últimos 10 o 15 años para mejorar la seguridad, y es una labor en la que siguen trabajando. También estoy agradecido a la gente de McLaren, quienes han construido un coche muy duro y seguro”.